Dos eran las grandes tareas que se propuso Jorge Sampaoli en la víspera de los dos amistosos que iba a llevar a cabo en Europa. La primera, y principal, tenía que ver con potenciar a un equipo titular que prácticamente no tiene muchas chances de caras nueves en el futuro inmediato. Y para ello, además de los entrenamientos, fijó el partido de Brasil como el gran examen para saber en qué pie estaban a casi dos meses de la Copa América.
Pero aquello no era el único objetivo que se había planteado el técnico. El partido con Irán representaba para Sampaoli la prueba exacta para saber cuánto calzaban los habituales suplentes o quienes intentan ganarse un lugar en la lista del torneo continental. Sin embago, el experimento le estalló en la cara y salvo contadas excepciones, no sacó nada en limpio.
En esa dirección, hubo jugadores que decepcionaron. Futbolistas que muchos creían aptos incluso para pelear una titularidad, dejaron en claro que aún están muy lejos de los que habitualmente juegan desde el arranque en la Selección. Hombres como Enzo Roco, Rodrigo Millar y Fabían Orellana, quedaron en deuda, sobre todos los dos últimos.
Sampaoli, poco amigo de los zagueros espigados, le dio una chance al defensor del Elche para reflejar en la Roja su presente en Elche. No obstante, los nervios traicionaron al hombre formado en la UC. Dos malas salidas desde el fondo el incio del duelo lo marcaron y después nunca se pudo acomodar.
Lo del Chino Millar es quizás más preocupante de cara al futuro. El técnico lo respaldó por sobre nombres como Pablo Hernández y Jaime Valdés, sin embargo, defraudó. Perdió la marca en el primer gol iraní y no fue el motor que pedía el mediocampo chileno. No le dio nunca fluidez al juego desde sus pies y pareció siempre un cambio más lento que el resto del equipo.
La situación de Orellana quizás no es tan compleja que la de Millar, tomando en cuenta las pocas alternativas en ataque que tiene la Roja, pero sí no deja de llamar la atención su poca productividad en el equipo cada vez que juega. Las veces que Sampaoli lo hizo jugar de titular, siempre lo sacó rápido. Ante Irán, no ganó jamás un duelo individual contra su marcador y para colmo falló una ocasión clara de gol. Su reemplazo en el entretiempo marca la decepción del entrenador con su presentación.