En su debut en la pantalla el jueves pasado, el nuevo programa de denuncia de Canal 13, En su propia trampa, se convirtió en el espacio más visto del día, mostrando los trucos -y de paso, devolviéndoles la mano- a sujetos que venden computadores robados, otros que bloquean los cajeros automáticos para quedarse con el dinero, e incluso un grupo de plumilleros que engaña a los clientes cambiándole el precio a sus productos.

En su segundo capítulo, que se verá esta noche a las 22.20 horas, el programa que conduce el periodista Emilio Sutherland se concentrará exclusivamente en otro tipo de estafadores: "los falsos brujos", curanderos, sanadores y espiritistas que cobran altas sumas de dinero por "limpiar" casas embrujadas, echando mano a sus supuestos poderes sobrenaturales. "Gente charlatana que se aprovecha del momento más débil de las personas y les llegan a cobrar hasta $1 millón", dice Sutherland.

Para poder desenmascarar a estos hechiceros, el equipo de En su propia trampa arrendó una casa en la comuna de Providencia, donde citaron a siete de estos sujetos. Allí, una familia -interpretada por actores- les solicita sus servicios, los que son ofrecidos en avisos en diarios y revistas nacionales.

El equipo que lidera el director del programa, Diego López -quien además es mago-, acondicionó esta casa con diversos elementos, con el fin de dejar en evidencia los falsos poderes de estos brujos y sus reacciones. De esta forma, los curanderos se verán enfrentados a sucesos supuestamente paranormales, como lámparas y candelabros que se mueven solos; vasos de vidrio que estallan sin razón aparente; y ruidos extraños provenientes desde diversos rincones de la casa.

"Al principio ellos tratan de asustarnos a nosotros, pero al final van cayendo redonditos en nuestros trucos", adelanta Sutherland, quien esta vez participará directamente del montaje: se hará pasar por un familiar enfermo -el "tío Emilio"-, postrado en el segundo piso con tubo de oxígeno incluido.

"Ahí se da el clímax de este reportaje, cuando estamos todos en la pieza, se revienta una ampolleta y yo desaparezco. La puerta se cierra con llave por fuera y todos terminan huyendo despavoridos e incluso rompiendo sus artefactos", cuenta el periodista de Contacto.

Según explica Sutherland, en este capítulo "el desafío de que caigan en su propia trampa fue cien por ciento cumplido. Son personas de un buen nivel de ingresos, que cobran entre $150 mil y $1 millón por sus servicios. Incluso uno, a modo de anticipo, dijo que necesitaba que la familia depositara $400 mil entre las hojas de una biblia", añade.