El duque de Edimburgo, esposo de la Reina Isabel II de Inglaterra, asistirá el 2 de agosto a su último compromiso oficial. Se trata de un desfile benéfico en el Palacio de Buckingham, con lo que cerrará 64 años de servicio público. Según un vocero de la Casa Real, con ese desfile "concluirá el programa individual de su Alteza Real, aunque podría escoger acudir a algunos eventos, junto la reina, de vez en cuando".
El príncipe, de 96 años, hizo el anuncio de que se retiraría de la vida pública luego de una reunión secreta de emergencia en el Palacio de Buckingham en mayo. Según el Daily Mail, él temía lucir extremádamente frágil en público y admitió a sus amigos cercanos, en su clásico estilo directo: "Ya pasé mi fecha de expiración".
En ese sentido, en los últimos años ha tenido problemas de salud y ha sido ingresado al hospital en varias ocasiones para una cirugía abdominal, una infección a la vesícula y un bloqueo en una arteria coronaria.
El periódico añade que el próximo mes el príncipe y la Reina viajarán a Escocia para sus vacaciones de verano en la residencia de Balmoral.
Pese al anuncio, el príncipe Felipe es padrino, presidente o miembro de más de 780 organizaciones, con las cuales "seguirá estando asociado", aunque no desempeñará "un papel activo", según indicó entonces el palacio cuando comunicó los planes de retirada. Su intereses incluyen el científico, investigación tecnológica, medioambiente y deporte.
Según el diario británico The Telegraph, al retirarse de los compromisos oficiales "el duque dejará atrás un legado extraordinario de lo que ha visto llevar a cabo 22.200 compromisos en los que ha estado solo y ha ofrecido 5.490 discursos". Sólo el año pasad acudió a 110 actos oficiales.
El periódico recuerda que su retiro también implica el fin de un largo vínculo con los Royal Marines, algo que comenzó el 2 de junio de 1953, cuando fue nombrado capitán general por su suegro, el Rey Jorge VI. Así, el rol de capitán general pasará al príncipe Harry, "que seguirá los pasos de su abuelo como el segundo líder de este cuerpo que no es un monarca en ejercicio al momento de su designación".
Felipe de Mountbatten, duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich es el consorte más longevo en la historia de la monarquía británica. Asistió a la coronación de su esposa en 1953 y vivió los divorcios de sus hijos en el "annus horribilis" de 1992 y la muerte en 1997 de Diana de Gales -ex esposa de su primogénito y heredero del trono, Carlos.
Nació en 1921, en la isla griega de Corfú. Está emparentado con varias casas reales europeas, entre ellas la danesa, la griega, la noruega, los Romanov de Rusia y los propios Windsor de Inglaterra, pues es primo lejano de su esposa, a la que conoció con 18 años.
Cuando ambos se casaron, Felipe cambió de nacionalidad, de religión y de apellido (adoptó el materno de Mountbatten), al tiempo que renunció a sus derechos de sucesión en Dinamarca y Grecia. "Mi primer, segundo y último empleo es no abandonar nunca a la reina", afirmó el príncipe hace años, mientras que la monarca declaró en 2011 que su esposo era su "roca", su "fuerza" y su "sostén".
Pese a conocer al revés y al derecho el protocolo, se hizo conocido por sus comentarios políticamente incorrectos, como cuando le dijo a un niño, que le había confesado que quería ser astronauta, que descartara esa opción. "Nunca podrás volar, estás demasiado gordo", le dijo.