Once minutos pasaron desde que el capitán Patrick Sondenheimer le pidió a su copiloto, Andreas Lubitz, que asumiera el mando del Airbus A320 de Germanwings, hasta que se estrelló en los Alpes franceses hace una semana, con 150 personas a bordo.

Según las grabaciones de una de las cajas negras, a las 10.27 horas del 24 de marzo, el comandante Sondenheimer le pidió a Lubitz que preparase el aterrizaje en Düsseldorf (Alemania), quien le respondió: "Ojalá" y "vamos a ver", lo que hace pensar, según el diario español El País, de que Lubitz ya estaba decidido en esos momentos a hacer lo que hizo.

El avión estaba volando a 11.600 metros de altitud y el copiloto entregaba respuestas en un tono que el fiscal de Marsella calificó el jueves pasado de "lacónicas".

Durante los primeros minutos de vuelo Lubitz y Sondenheimer habían intercambiados palabras banales. El avión había despegado desde Barcelona (España) con media hora de retraso y el comandante le había explicado al copiloto que no había tenido tiempo de ir al baño antes de partir. Es ahí cuando Lubitz le ofreció asumir el mando del avión en cualquier momento.

A las 10.29, el piloto le dijo a Lubitz "puedes asumir el mando". Luego se oye un ruido, y una puerta que se cierra. Entonces el radar registró el inicio del descenso del avión. En vista de esto, a las 10.32 los controladores intentaron contactar al avión, sin éxito. Lubitz ya había accionado el sistema de descenso y comenzaba a escucharse la alarma automática por pérdida de altura.

Poco después la grabación registró un fuerte golpe en la puerta de cabina. El piloto, consciente de que el avión iba en descenso, grita:  "Por el amor de Dios, abre la puerta". Lubitz no contesta. En un segundo plano se escuchan los gritos de los pasajeros. A las 10.35 se escuchan ruidos metálicos de golpes contra la puerta de la cabina. Los investigadores suponen que son los golpes que el piloto le estaba dando a la puerta con un hacha.

El avión ya estaba volando a 7.000 metros de altitud.

A las 10.37 se escuchó nuevamente la señal de alarma: el avión había seguido descendiendo y ya se encontraba a 5.000 metros de altitud. El capitán grita: "¡Abre la maldita puerta!".

Un minuto después la respiración del copiloto era normal, y seguía sin decir nada. El avión volaba bajo los 5.000 metros.

A las 10.40 el ala derecha del avión tocó la montaña lo que provocó los gritos de algunos de los pasajeros. Son los últimos sonidos que registró la caja negra, porque un minuto después el avión se estrelló.

Estos son los detalles que entregó la primera caja negra, aquella que graba conversaciones entre la cabina de mando, además del registro de la torre de control.

Las autoridades francesas buscaban ayer la segunda caja negra, que registra los datos del vuelo. Cruzar esas informaciones permitirá ahondar en los detalles de la tragedia de Germanwings.