Apenas terminó el partido frente a Naval, con un empate 3-3, en El Morro, los futbolistas de Lota Schwager se agruparon en el vestuario del tradicional recinto de Talcahuano y posaron con un cartel medio improvisado. "ANFP, hazte cargo. Tenemos familia. Lota Schwager no muere", escribieron los jugadores en una cartulina. La imagen se viralizó en las redes sociales. Paralelamente, el volante Freddy Barahona era trasladado a la Segunda Comisaría de Talcahuano después de patear la puerta del camarín. Fue liberado tras comprobarse que ya estaba dañada antes del arranque de ira del mediocampista.
El sábado, el plantel minero había recibido un valorable gesto de apoyo. Un grupo de hinchas se organizó para llevarles canastas familiares al plantel, que registra un retraso de un mes en los sueldos y que ve con angustia la cercanía de las fiestas de fin de año. Un problema complejo para una planilla que, con cuerpo técnico incluido, apenas llega a los $ 10 millones y en la que el sueldo promedio bordea los $ 500 mil. Más aún considerando que, durante la temporada, se han producido otros desfases.
Son esos retrasos los que tienen al club de la Octava Región en riesgo de desafiliación, la sanción más drástica en el fútbol chileno. La misma que condenó al vecino Deportes Concepción. El plazo para pagar la planilla de noviembre venció el viernes, a las 14 horas. El club, por tercera vez en el año, no cumplió oportunamente con la exigencia. De esta forma, se expone a que la ANFP lo denuncie al Tribunal de Disciplina y a que, en el peor de los casos, someta al Consejo de Presidentes su eliminación del profesionalismo.
A esa amenaza aludían los futbolistas con el letrero que mostraron en Talcahuano. "Siempre nos han pagado atrasado. La de ahora es la tercera vez. No sabemos si el club va a seguir existiendo. Tampoco cuando podremos cobrar nuestros dineros. Es más, ni siquiera sabemos si vamos a recibirlos algún día", explica el zaguero Juan Pablo Vera, uno de los referentes del grupo.
Jorge del Campo, presidente del club y uno de los pocos directivos que quedan, asume la crisis. "Debemos sólo este mes. La planilla es de diez millones de pesos. La situación es dramática, porque nadie quiere colaborar. Esto está recién comenzando. Se ve complicado que lleguemos a buen término", admite.
El directivo les había prometido a los jugadores un abono de 100 mil pesos antes del choque frente a Naval. No pudo cumplirles. "La plata se la había pedido a un amigo. Los jugadores aceptaron el sábado. El problema es que, desde ese día, mi amigo no me contesta. Espero conseguir el dinero mañana a primera hora. Es un compromiso y quiero cumplirlo", asegura.
Del Campo es pesimista respecto del futuro del club. "La amenaza de la desafiliación está latente. No le veo salida a esto, salvo que llegue alguien a hacerse cargo. El anterior presidente, Jaime Valdés, estuvo durante cuatro años tratando de vender el club, pero no aparecieron interesados serios, salvo Carlos Olave. Yo lo tomé, porque hay un compromiso, una responsabilidad. Soy un hincha más. Asumí esto para tratar de darle vida a la institución. Pero uno se decepciona. Nadie quiere apoyar", insiste.
Así, salvo un milagro o la aparición de mecenas, el fin de Lota Schwager se acerca. La llama de la lamparita está a punto de extinguirse.