La empresa de marcas de lujo francesa Moët Hennessy-Louis Vuitton (LVMH) refuerza su posición en el mercado con la compra del fabricante italiano de joyas y relojes Bulgari, anunciaron hoy ambas firmas.

La familia Bulgari dejará de ser el accionista mayoritario de la empresa (tenía actualmente un 50,4%), a cambio de acciones de LVMH. Al resto de accionistas de Bulgari se les ofrecen 12,25 euros por título en efectivo.

Los Bulgari obtendrán por sus 152,5 millones de acciones de la casa italiana 16,5 millones de títulos de LVMH y se convertirán en el segundo mayor accionista tras el dueño del grupo, Bernard Arnault. Según los expertos, el negocio asciende a un valor de 3.700 millones de euros, unos US$5.200 millones.

"Nuestra entrada en LVMH permitirá a Bulgari reforzar su crecimiento mundial y conseguir significativas sinergias", dijo el director ejecutivo de la compañía italiana, Francesco Trapani.

Las acciones de la firma italiana subían por la mañana en torno a 60%, mientras que las de LVMH se mantenían sin cambios.

La familia Bulgari entrará, además, a la junta directiva de LVMH. Trapani estará a cargo de la división de relojes y joyas. A su vez, el clan tendrá dos puestos en el consejo de vigilancia.

Hace unos meses LVMH entró, mediante una maniobra oculta, en su rival galo Hermès. Arnault compró en secreto acciones en manos de la dinastía familiar.

LVMH, que tuvo en 2010 excelentes resultados económicos, tiene 60 de las marcas más famosas, como la del champagne Moët & Chandon y las de ropa y accesorios Louis Vuitton, Christian Dior o Kenzo. En el pasado ejercicio fiscal la empresa aumentó sus ingresos en un 19% hasta un total de 20.320 millones de euros. Las ganancias subieron un 73%, a 3.030 millones de euros.

Bulgari fue creada en 1884 por inmigrantes griegos. La crisis financiera causó a la firma -como a todo el sector- una considerable caída de las ganancias, si bien la industria del lujo se recuperó luego con rapidez.

La entrada de LVMH en Hermès provocó una investigación de las autoridades de supervisión bursátiles de Francia. Arnault utilizó para ello derivados de cuyo comercio no era obligatorio informar entonces en el país. El gobierno planea ahora cambiar esas regulaciones como reacción al caso, para evitar la compra encubierta de acciones con ayuda de determinados instrumentos financieros.