Se acabarán las piedras, no así la literatura de prestigio llevada al cine. La pregunta es qué puede pasar cuando se adapta a uno de los escritores chilenos más reverenciados. Qué pasa la primera vez. A nivel local, las respuestas empezarán a conocerse el jueves, cuando se estrene El futuro. El tercer largometraje de Alicia Scherson (Play) está basado en el libro por encargo que Roberto Bolaño escribió poco antes de morir, Una novelita lumpen, y es una producción multinacional hablada en italiano e inglés.

Protagonizada por Manuela Martelli (Machuca) y el holandés Rutger Hauer (Blade runner), El futuro se ambienta en Roma y se vale del off de Bianca, la narradora creada por Bolaño, para relatar sus episodios de supervivencia y adaptación junto a su hermano Tomás (Luigi Ciardo), tras la muerte de los padres. Exhibida en Sundance y premiada en Rotterdam, ahora interpela al espectador chileno con una galería de tonos y climas que se extraen del espíritu de Una novelita..., pero que sólo son atribuibles al filme.

Tras el enamoramiento
"A pesar de que adoro a Bolaño, no creo que sus libros sean muy cinematográficos", dijo Scherson a La Tercera, en Turín, donde el filme se presentó hace una semana. "Pero con esta novelita, tan rápida, redonda y precisa como una aceituna, me pasó algo único: un enamoramiento súbito y definitivo". Esta atracción fatal, ha dicho también la cineasta, tiene su origen en la voz de la protagonista/narradora, que se expresa en el libro y la película como la visión retrospectiva de una experiencia transformadora.

"Yo no soy una puta, fui una delincuente, pero no una puta", dice Bianca en el libro y la cinta de Scherson se aboca a la reconstrucción de esa experiencia. Lo hace con un look retro en los créditos iniciales y persiste en un soundtrack que a la menor provocación pasa de la intensidad al silencio y de ahí, a la oscuridad y a la disonancia. Todo para crear el mundo de estos hermanos abandonados que van a la escuela y a veces no; que viven solos, pero que ceden la pieza de sus padres a un par de amigos de Tomás. Cuando los cuatro acuerdan dar un "golpe", asoma la figura de Maciste (Hauer), ex Míster Universo que está ciego y vive solo en una villa que es también un laberinto.

El personaje de Hauer es un "cliente" de Bianca, pero también un guía. Bianca, en tanto, es un ser confundido, acechado por haces de luz y hasta por la ilusión del amor. Con ambos actores, cuenta la cineasta, "hubo mucha lectura y conversación, más que ensayos. Venían de planetas distintos, pero así son también sus personajes, así es que dejamos que esa incomodidad se instalara entre ellos y que encontraran de a poco la complicidad".

La producción exigía trabajar en los cuatro países comprometidos (Italia, Chile, Alemania y España). Cuenta el productor local Bruno Bettati, que "rodamos primero en Colonia, Alemania, la última quincena de julio 2011. Luego nos trasladamos a Roma, donde rodamos los exteriores la primera quincena de agosto. Por contratiempos en la agenda de Rutger Hauer, esperamos hasta enero de 2012 para poder rodar sus escenas". Como eso fue varios meses después del rodaje europeo, se creó la casa de Maciste en el Barrio Brasil de Santiago. Y ahí se terminó la filmación. La producción, en general, agrega Bettati, "fue un complejísimo cubo de Rubik".