Este miércoles, la Organización de los Estados Americanos (OEA) elegirá a su nuevo secretario general, quien reemplazará al chileno José Miguel Insulza, en la labor que lleva desempeñando desde 2010.
El único candidato, el ex ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro, no debiese tener problemas para ser elegido, a no ser que surja de sorpresa una candidatura de último momento, algo que está contemplado en los estudios de la organización.
La OEA realizará hoy una Asamblea General Extraordinaria, en donde Almagro llega a la organización con el apoyo explícito de al menos 24 países, (incluyendo a Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, Ecuador) de los 34 que tienen derecho a voto.
Almagro, un abogado de 51 años, busca suceder a Insulza quien termina su mandato oficial el 25 de mayo de este año luego de cumplir dos períodos de cinco años.
Almagro ingresó al servicio diplomático uruguayo en 1987, y entre 1989 y en 1991 presidió el Comité de Cooperación Internacional de la Junta Nacional de Drogas. Seguidamente se desempeñó en la embajada de Uruguay en Irán hasta 1996.
De 1998 a 2003 desempeñó tareas en la Embajada de Uruguay en Alemania, y de 2004 a 2007 trabajó en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. En el año 2007 Almagro fue designado embajador de Uruguay en China, cargo que mantuvo hasta 2010 cuando José Mujica, entonces presidente electo en Uruguay, lo designó canciller.
Está casado en segundas nupcias con la diplomática sudafricana Marianne Birkholtz, a quien conoció durante negociaciones por contaminantes orgánicos. Tiene siete hijos, de los cuales tres nacieron en Montevideo y los cuatro restantes en Irán, Sudáfrica, Alemania y China.
Como jefe de la diplomcia, Almagro dejó su legado al negociar la recepción en uruguay de ex detenidos en la base estadounidense de Guantánamo, un acuerdo entre el mandatario norteamericano, Barack Obama y el entonces presidente José Mujica. También negoció los detalles de la llegada de refugiados de la guerra civil en Siria.
Uruguay ya tuvo un secretario general de la OEA en su historia, José Antonio Mora, que dirigió el organismo entre 1956 y 1968.
El mes pasado, el exministro uruguayo ya compareció en Washington para plantear las que serán sus prioridades y dejó claro que trabajará para buscar "la convergencia con otros mecanismos regionales y subregionales" surgidos en los últimos años y que en buena medida han hecho sombra a la veterana OEA como la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAM) o la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
El nuevo secretario general tendrá el desafío de recuperar la relevancia de la Oea ante el surgimiento de otros foros políticos que están creciendo en relevancia, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Además de la pérdida de protagonismo en la región, la OEA llega a esta elección con problemas presupuestarios y la necesidad de avanzar en una reforma de su estructura frente a las críticas recibidas en distintas instancias. En febrero de 2014, la organización fue incapaz de encontrar una respuesta unánime en la violencia en la que estaba sumergida Venezuela, que vivía protestas en distintas partes del país.