Cuesta poco hallar la casa de Luis Fernando Araya. En la villa Las Dunas, de San Antonio, todos lo conocen como "el vecino que jugaba en Colo Colo". En la comuna porteña sigue siendo célebre. Hace dos años, la municipalidad lo condecoró como Ciudadano Distinguido. El decreto respectivo decora el living de su casa. Otros recuerdos evocan su carrera. Algunos fueron confeccionados por él. En el reverso de algunos ellos, un timbre lo describe como artesano.

El ex guardameta se describe como "multifacético". Fue tenor en los coros de la Universidad de Chile y del municipio porteño. Actuó en la asunción de Carlos Ibáñez del Campo a la Presidencia de la República. Además, dibuja. Una de sus aficiones es reproducir insignias de los clubes de todo el mundo. "Las recorto de los diarios y las revistas. Con el computador no somos muy amigos", bromea. Están ordenadas en un cuaderno. Otro contiene parte de sus memorias. Pretende dejarlo como legado.

Araya tiene 92 años. Es el futbolista vivo más antiguo de Colo Colo, al que llegó en 1938, como juvenil. Alcanzó a compartir con algunos de los fundadores, como Francisco Arellano, hermano de David. Dos años después, subió al primer equipo. "En esa época, nos entregaban una medalla de oro, pero nunca me la dieron. El gerente Santiago Rebolledo, quien venía de Universidad de Chile, me dijo que se le había olvidado mandarla a hacer. Recibí un banderín. Después, me pasaron una que era para un intendente. Tenía su nombre. La vendí", recuerda.

En la primera parte de 1941, integró el plantel que terminaría siendo campeón invicto, por segunda vez en la historia colocolina. Aunque partió a préstamo a Santiago National Juventus, aún recuerda la formación. "En la defensa estaban Salfate, Camus, Hormazábal y Pastene. En el mediocampo, Medina y Sorrel. Y arriba iban Socarraz, Domínguez, Contreras y Rojas", relata.

La omisión del arquero no es casual. Disputaba el puesto con el argentino Obdulio Diano y la relación entre ambos era tirante. Una anécdota refleja la rivalidad. Se produjo antes de un partido ante Universidad de Chile. "No era un clásico, como hoy. Ese club había nacido hacía poco y la gente no era fanática como ahora", aclara. Después, relata: "Nos tocaba enfrentar a la 'U'. Tenían a Alejandro Scopelli, el 'Conejo', quien también era el técnico. A Diano 'se le hizo así' (hace con sus dedos el gesto de temor ante el adversario) y acusó un dolor en el codo. El 'gringo' Platko me preparó en forma especial durante esa semana. Ganamos 2-0".

Francisco Platko fue un entrenador húngaro. Se le atribuye la primera revolución táctica en el fútbol chileno: introdujo la marcación al hombre, el "half policia" -parecido al stopper actual- y patentó el sistema de la "WM". "Le gustaba mi estatura. Nos agarraba a porrazos en el barro. Las pelotas, en ese tiempo, pesaban harto más que ahora".

En la campaña de 1944 fue suplente de José Sabaj. En la escuadra que dirigieron Arturo "Carecacho" Torres y Luis Tirado jugó 220 minutos en tres partidos y recibió tres goles. Tres años más tarde, en el estreno de Enrique "Tigre" Sorrel como entrenador, volvieron a coincidir: sólo jugó 135 minutos en dos encuentros. No le anotaron.

Con esos antecedentes, hace unos años reclamó la ayuda del club para operarse de la cadera. "Me respondió una secretaria. Me dijo que no podrían apoyarme. Estaban saliendo de la quiebra y cambiando de administración para pasar a la actual", recuerda, con evidente decepción. Hoy camina con una leve dificultad.

No le gusta Villar

El ex guardameta sigue los partidos del equipo de Héctor Tapia y estará pendiente del Superclásico. Aunque no alcanzó a vivirlo con la rivalidad de hoy, sí espera un triunfo blanco. En todo caso, gane quien gane, don Luis no es muy fanático del fútbol moderno. "Antes, se jugaba con el corazón. No pasábamos todo el tiempo lesionados. Ni siquiera había reservas, como ahora. Los futbolistas actuales son muy regalones. Ya no quedan de los que se mataban por la camiseta. Son todos 'señoritas'", sentencia.

La crítica también aborda al arco del "Cacique". "No me gusta Justo Villar. Le falta más rapidez en las reacciones. Para mí, el mejor arquero del torneo es Paulo Garcés. Debieron contratarlo antes que a Villar. Es mucho mejor que Johnny Herrera, quien lo tuvo de reserva en la 'U' sólo porque lo protegen los dirigentes". Y alcanza la expulsión de Esteban Paredes ante el "Campanil". "Fue irresponsable. El partido ya estaba perdido y venían el clásico y la definición del torneo", concluye.