En 2002, luego de una breve temporada en Ternana, Luis Jiménez debutó con 18 años en el primer equipo de Palestino. Lo hizo curiosamente en medio de los playoffs del Torneo de Apertura de ese año, ante Rangers, casi sin conocer a sus compañeros. Aquel sería su único duelo en el profesionalismo en nuestro país.

"Por eso no me quiero retirar sin antes jugar en algún club en Chile", advierte el hoy mediocampista de Al-Ahli de Emiratos Arabes Unidos. "No voy a negar que me gustaría actuar por Universidad de Chile. Ya lo he dicho antes. Pero tampoco me cierro a otras posibilidades acá".

Hace poco dijo que su regreso podía ser a fin de año...

-Hubo una mala interpretación. Lo que pasa es que tengo contrato por tres años más y para salir tienen que pagar mucho dinero. El club invirtió mucho en mí como para soltarme gratis.

Algunos se alcanzaron a ilusionar con su vuelta.

-Mi familia era la más contenta con lo que salió. Ni hablar de mis primos que son fanáticos de la "U". Pero ellos saben que todavía no puedo regresar.

¿Está cómodo allá?

-Sí, la verdad que estoy muy bien. No me puedo quejar. Y también en el club están contentos conmigo. De hecho, me están ofreciendo sacar pasaporte asiático para no ocupar un lugar entre los extranjeros. Y eso que ni siquiera tengo los años para obtenerlo, pero el sheik que es dueño del club tiene buenas amistades. Eso dice algo sobre la relación que tenemos ambas partes.

Lleva dos años en Emiratos Arabes. ¿No extrañas la adrenalina que se vive en occidente?

-Eso es quizás lo más difícil de acostumbrarse. Cuando estuve en Italia, en Inglaterra, jugué con 60 mil personas. Y de pronto te ves en estadios donde no van ni mil hinchas, entonces se hace difícil acostumbrarse.

¿Nunca se arrepintió de irse a ese mundo?

-Es que no me quedaba otra. O me iba para allá o seguía preso en la Ternana. Lógicamente, cuando ves los partidos de la Liga de Campeones por la televisión, me dan ganas de agarrar un avión y regresar a Europa. Pero eso no pasa seguido. Además, estoy en un equipo que es protagonista, que juega finales. Ahora vamos a disputar la Champions de Asia. Algo es algo.

¿Cómo hace para mantener la motivación en medio de una competición que está lejos del primer nivel?

-Esta es mi profesión desde hace 15 años y me encanta. Ahora estoy allá y trato de ser profesional ciento por ciento. Como si estuviera en el Inter o Lazio.

Estando lejos, ¿extraña menos a la Selección?

-Al contrario. Se abraza más. Es lo que te mantiene siempre cerca de tu tierra. Te quedas hasta la hora que sea por ver los partidos. Uno nunca se separa de la Selección. Es imposible no sentir nostalgia.

¿Se le hace difícil asumir que quizás nunca más vuelva?

-Nunca pierdo la esperanza. Siempre creo que puedo ser un aporte si me llaman, pero también me doy cuenta, y asumo, que no estoy en un fútbol competitivo, donde no están los mejores jugadores.

Igual se lo nota algo resignado.

-Bueno, es lógico. No hay nada más lindo que jugar por tu país, pero sé que no tengo chances. Igual, parte de la motivación de la que te hablaba antes parte por eso, por querer volver. Quizás la gente puede pensar que uno está de vacaciones en Dubai, pero no es así. Yo me preparo siempre para estar disponible.

¿Le llena a vista la Selección de Sampaoli?

-Sí, me encanta. El querer ser protagonista en todos lados es algo que no se ve en todos los equipos. Me gusta como juega, como para el equipo. Además, el trato con los futbolistas es muy bueno. Y creo que eso ayuda para que todo sea más fácil.