Cuando al interior de Cruzados se analizaba al sucesor de Jaime Estévez en la presidencia, el nombre de Luis Larraín congregó los apoyos suficientes y él aceptó. A cuatro meses de haber sido nombrado, el presente es abrumador. Universidad Católica fue eliminada de la Copa Sudamericana, no tiene chances de ser campeón en el Apertura y depende de un milagro para seguir con vida en la Copa Chile.

¿Se arrepiente de haber aceptado el nombramiento?

Ésta es, como dicen ustedes los periodistas, una noticia en desarrollo. Si uno tuviera que evaluar por lo ocurrido hasta ahora, probablemente, me arrepentiría. Porque es obvio que no se han logrado los triunfos deportivos, que son los más importante de un club. Hay que esperar a ver si somos capaces de revertir esta mala racha en que estamos y salir adelante.

¿Se esperaba esta mala racha?

No. La gran crítica que se le hacía a la administración de la Católica en los últimos años estaba focalizada en no haber sido campeón. Los tres campeonatos seguidos en que fuimos segundos fueron un golpe muy fuerte para los hinchas, que todos sufrimos. No lograbamos el título, pero sí éramos el equipo de mejor rendimiento a lo largo del año. No lo he hecho, pero si uno suma los puntos de los últimos cuatro años somos el mejor equipo, probablemente en los últimos dos también. Por todo eso la situación actual es poco esperada. El rendimiento deportivo es muy malo, lo mismo que los resultados.

¿Cómo se explica pasar de ser protagonistas, más allá del mote de segundones, a este presente, en que la UC no juega a nada?

Si uno trata de buscar algunos elementos objetivos, se encuentra con que tenemos un técnico nuevo, que más allá de su trayectoria no conocía el medio chileno. Cuando conversamos con Julio César Falcioni, él manejaba ciertos conceptos de acá y conocía al plantel de la Católica. Tenía pergaminos. Fue campeón en Argentina dos veces en los últimos cinco años, por lo tanto, pensamos que eso, más el tiempo que teníamos de preparación por el Mundial, lo hacía una apuesta razonable. Los resultados hasta ahora han sido malos y hay que tratar de buscar explicaciones para eso, como ciertas situaciones puntuales en los partidos, pero no nos pueden bastar esas explicaciones, porque al final concuerdo que ha habido un problema de fondo de juego. El equipo no ha encontrado uno que le dé suficiente confianza. Es cierto que hemos tenidos circunstancias desafortunadas, una pifia por acá, lesiones inoportunas, como el caso de Mauro Óbolo, que no había tenido ninguna lesión en su carrera, pero esas son explicaciones puntales. La más global es que no hemos tenido fondo de juego. Y eso es parte de la conversación que sostenemos ahora con el técnico, para que nos explique las razones.

¿Qué explicaciones les ha dado?

Estamos en ese proceso. Tuvimos una larga conversación con él después del partido contra River Plate. Pasamos por muchos temas. Él tiene algunos argumentos con respecto a la posibilidad de disponer de los jugadores en los momentos en que se requería. Por eso consideramos que era bueno tener una reunión, como la del lunes, para analizar exclusivamente este tema con todo el directorio y la gerencia deportiva. Lo más importante es ponderar si existe confianza en que el equipo recupere un fondo de juego suficiente para dejarnos bien para el futuro. Ya que no cumplimos las metas y en eso hemos fracasado, tenemos que ver qué es lo que sucede con el futuro del club. Si seguimos perdiendo, llegamos a una valorización del plantel en peor condiciones de las que estamos ahora. Si empezamos a ganar, a mejorar nuestro juego, quedamos en una posición distinta.

¿El partido contra O'Higgins es clave para el proyecto de Falcioni?

Efectivamente, es muy importante.

Es distinta la reunión del lunes después de un triunfo que de una derrota.

Por supuesto. Pero también es importante lo que venga después, el partido contra Arica y los que siguen. Porque es muy distinto terminar el campeonato con un alza de rendimiento que hacerlo mal.

También es difícil tomar una determinación a esta altura del año.

Hay que ponderar. Hipotéticamente, si trajeramos otro entrenador, ¿a qué viene? ¿Cuáles son sus objetivos? Estamos en la mitad del campeonato, lo que hace que desde ese punto de vista la decisión sea compleja. Tenemos que ser serenos para optar por la mejor para el futuro de Católica. No sólo para salir del paso.

¿Cuánto afecta la presión del medio, del hincha, en esta decisión?

Afecta porque los clubes se deben a sus hinchas. Pero también les pedimos comprensión, porque la decisión que haya que tomar es la que sea la mejor para el futuro de Católica y esa no es necesariamente la que dicta tu primer pulso o la rabia que se pueda sentir.

Por cartel, Falcioni tiene pergaminos de sobra. Pero no parece cumplir con el paladar, siempre intangible, del hincha de la UC.

Ese es un tema difícil de precisar. Se dijo lo mismo de Lasarte, pero él tuvo una buena gestión hasta que no logró el objetivo y eso produjo la desafección de los hinchas con él y viceversa. Pero en otras épocas se les ha criticado a esos equipos de buen toque de balón, que eran poco agresivos. Lo más importante son los éxitos deportivos. Si se tienen, se genera la comunidad entre la hinchada, el equipo. Además, se crean estos círculos virtuosos.

Una de las grandes críticas que se le ha hecho a usted y a la gestión de Buljubasich fue la demora en optar por un técnico. Más allá de que nunca hubo acuerdo con Berizzo, ¿sí era su primera opción?

Teníamos contrato vigente con Lasarte hasta mayo de 2014, pero él renunció indeclinablemente. Teníamos que empezar un campeonato prácticamente en 15 días más. Bajo la presidencia de Jaime Estévez, como directorio analizamos nuestras opciones. Se consideró que lo más conveniente era ofrecerle el cargo a Rodrigo Astudillo para el primer semestre. No sé de dónde nace esto de que estábamos esperando a Berizzo. Era muy difícil contratarlo a él y a otro que no fuera de casa en ese período de 15 días.

Pero me refiero al período post Astudillo.

Es que también me interesa dejar en claro lo de Astudillo. Todos me dicen que lo consideran un interinato, pero la verdad es que fue un técnico contratado para todo un campeonato.

A plazo fijo.

Sí. El era el jefe del área formativa de la UC, que tenía una disposición que otro no tendría. Al llegar al término del campeonato, nos juntamos y evaluamos que no se cumplió con el objetivo de ser campeón. Dado eso, optamos por buscar otro técnico. En esa búsqueda, Berizzo era una buena alternativa para nosotros. Efectivamente, hubo conversaciones con él y hubo una circunstancia que no podemos manejar, como la oferta que recibió del fútbol español y él tomó su decisión. No existía un compromiso con nosotros. Se especulaba mucho que ayudaba su amistad con Tati, pero esto es fútbol profesional. Una vez que estuvo clara esa determinación, vimos otras alternativas que teníamos. Y ese fue el procedimiento que seguimos hasta contratar a Falcioni. Esto de que nos demoramos mucho fue porque teníamos la posibilidad para realizar una buena pretemporada, como hicimos. Había tiempo para tomar una decisión y contratamos a Falcioni... Después viene el campeonato, en que partimos bien, pero después entramos en esta luguna de rendimiento en que estamos.

¿Qué objetivos se plantea usted, el cuerpo técnico y los jugadores para lo que resta del campeonato? No depende de la UC clasificar en la Copa Chile, el Apertura es imposible y ya no tienen Sudamericana.

No será la primera vez que no cumplimos nuestros objetivos, sobre todo cuando los que tenemos son tan ambiciosos: ser campeones siempre. Ignacio Prieto decía en una entrevista (en El Mercurio) que no siempre hay que ponerse los objetivos más altos. Pero pecamos de exceso de optimismo. Contratamos a un técnico que tiene cartel, títulos, vamos por eso. Fuimos por eso y por ahora hemos salido trasquilados.

Prieto también habla de hacer autocrítica. ¿Cuál es la suya?

No le hemos dado suficiente importancia a dos factores importantes. Uno es la relación con los hinchas. La otra, la relación con los medios de comunicación. En el caso de la primera, la situación no es fácil, porque viene cargada por el tema de los subcampeonatos, por los cuestionamientos que se le hacen a la Fundación, que son al revés de los que se viven en Colo Colo... Creo que cometimos algunos errores. Por ejemplo, la salida de Milovan Mirosevic. Independientemente si era adecuada o no del punto de vista deportivo, fallamos en la comunicación. Se dice que lo echamos, cuando en realidad terminó contrato.

¿No lo querían renovar?

No quiero volver sobre el tema, porque hay que entrar a juzgar el rendimiento. Sí reconozco que la comunicación que hubo fue muy mala y nos provocó un serio problema con la hinchada, porque se interpretó que no habíamos respetado a Milovan, un asunto que después intenté aclarar con él.

¿Y en cuanto a lo deportivo?

En las cuestiones futbolísticas es más difícil decir me equivoqué o no. Los que están en la cancha son los jugadores y los que logran sacarles provecho y liderar el proyecto son los directores técnicos. Nosotros podemos elegir a los entrenadores y a los jugadores, de común acuerdo con los técnicos, pero no estamos en la cancha.

Lo que se ve en la cancha no parece demostrar que haya confianza en el proyecto.

No lo sé. Esa responsabilidad es del director técnico. No quiero sacarme la mía, pero la del técnico es darle un fondo de juego al equipo, convencer a los jugadores. Estamos en ese proceso. Pero efectivamente los jugadores tienen que creer en el proyecto y es un déficit que hemos tenido.

¿En cuanto a contrataciones, siente que están en desventaja con la U y Colo Colo? De los tres, Católica es el que menos ha invertido en los últimos años.

Es relativo. Objetivamente, tenemos menos ingresos que ellos, por televisión, auspicios y recaudación. Tratamos de recuperarnos en el cuarto ítem, que es la venta de jugadores. Nada de eso garantiza quién es el campeón. El año pasado fueron O'Higgins y Unión Española, y antes Huachipato, que tienen menos presupuesto que nosotros. Igualmente, es deseable tener un aumento de capital, que es un tema que tenemos que discutir en el directorio, para ser más competitivo desde ese punto de vista. Pero, de nuevo, eso no significa que vamos a tener éxito.

¿De qué depende de que se apruebe la medida del aumento de capital y de cuánto dinero estamos hablando?

Depende de los accionistas. El directorio está estudiando el tema y les hará una proposición. Tiene que hacerse una junta extraordinaria... Hemos barajado varios escenarios, no quiero casarme con ninguno. No son cifras extraordinariamente altas, no es algo que esté fuera del alcance

¿Cree que han contratado bien?

Ahora compramos los pases de tres jugadores jóvenes de mucha proyección: Erick Pulgar, a quien la prensa eligió la revelación del año pasado y que querían la U y Colo Colo; David Llanos, quien era el goleador del campeonato pasado hasta que Paredes hizo cinco goles en la última fecha; y Stefano Magnasco, un jugador joven, formado en el club, que llega por Enzo Roco.

Ahí cambian un lateral por un central, eso sí.

Pero Cristián Alvarez también puede jugar de central. Esa es la lógica que imperó.

¿Falcioni los visó a todos?

En cuanto a los chilenos, el rol de Falcioni es distinto que en el caso de los argentinos o extranjeros, en cuyos casos los nombres los da él. Los chilenos, los nombres los damos nosotros y él da su conformidad o no. A él le gustaron estas tres alternativas y han sido titulares. En cuanto a los extranjeros, a Cahais lo acercó Falcioni. Nosotros lo vimos, cuatro años titular en Racing, capitán de la selección argentina. Mauro Óbolo también estaba entre los nombres que nos dio, al que había dirigido y que tenía pergaminos. Dado todo eso creemos que se invirtieron bien todos los recursos. ¿Si eso ha resultado para que el equipo juegue bien? No, no ha resultado. Pero no siento que esté en estos nombres los problemas que hemos tenido.

En la reunión del lunes, la sensación general es que es el futuro de Falcioni el que está en juego. ¿No pasa lo mismo con Buljubasich?

No. Hemos evaluado su trabajo y, como en todas las personas, tiene aciertos y equivocaciones, pero que en el balance lo ha hecho bien. Además, es una persona que, para el momento que vive la UC, es muy importante, por la relación que tiene con los jugadores. Creemos que debe continuar en el club. La diferencia del cargo de Buljubasich con el del director técnico es que tiene un contrato indefinido con el club y que como gerente es de confianza del directorio. En el caso de los técnicos, sus contratos son por períodos. Se especula mucho, en todo caso, con que esta reunión es para ver si se queda o no Falcioni, pero no está citada para eso, sino que para que él informe sobre cómo ve la situación del rendimiento futbolístico del equipo y su proyección.

No es una medida habitual, en todo caso.

No es la reunión habitual del directorio. Hace unas tres semanas tuvimos una reunión con la Comisión Fútbol junto a Falcioni y todo su cuerpo técnico. Tenemos una Comisión Fútbol que funciona, lamentablemente su presidente, Jorge Garcés, un tipo espectacular y que sabe mucho de fútbol, no le gustan los medios de comunicación, pero estoy tratando de que me acompañe más en esto.

Otra persona que tiene mucha influencia en el club y que no tiene mucha figuración es Luis Felipe Gazitúa, vicepresidente de Cruzados y presidente de la Fundación. ¿Le incomoda que se hable negativamente de la influencia que ejerce?

Como él representa a la Fundación, se dice que es el poder detrás del trono. Yo estoy tranquilo. Como presidente, siento que tengo todas las atribuciones para dirigir al club. No soy un accionista importante, pero soy presidente porque la mayoría de los accionistas porque consideraron que podía serlo. No siento que deba mi presencia en el club a la Fundación o un accionista en particular. Gazitúa puede tener influencia, pero es un poco mito que es el poder detrás del trono. Las decisiones, las buenas y las malas, las he tomado yo... La decisión de contratar a Falcioni se tomó con la unanimidad de los directores.

¿Qué hay en esta UC que le hace creer que pueden tener éxito su proyecto en el mediano plazo?

Tenemos un buen plantel, que tiene una base que ha demostrado que está para disputar cosas grandes. Lo que nos falta hoy es recuperar ese fondo de juego, la confianza. Eso me hace ser relativamente optimista, lo mismo que cuando Falcioni me dice: "Presidente, esto lo sacamos adelante".

Tanto por lo que representa para los hinchas como para el club, en su condición de exportable, ¿cuánto le complica que Toselli no sea titular? 

Es un jugador muy importante para el club. Junto a Cristián Alvarez son los dos elementos más característicos de la UC. Además, es una gran persona, que merece lo mejor. Desde ese punto de vista, me gustaría verlo. Pero hay que ser objetivo y decir que Costanzo ha jugado bien. Además, como dirigentes no podemos hacerle el equipo al entrenador. En la UC nunca lo hemos hecho. Humanamente, me gustaría ver a Christopher. Además, usted lo dice, es nuestro jugador exportable... Le reconozco que el casoToselli, desde el punto de vista de la relación con el hincha, es un tema; pero más que hacer ver eso, no se puede hacer más.