Ni siquiera salió a desmentir las versiones sobre su supuesta muerte, a comienzos de los años 90, y sólo después en un recital Luis Miguel dijo: "No sé si darles las gracias o decirles que estoy vivo".
Y ahora el escenario de misterio y nula información oficial envuelve nuevamente al cantante, llamado "El Sol de México", que hasta ayer permanecía internado bajo cuidados intensivos en el hospital Cedars-Sinai de Los Angeles, en Estados Unidos, centro médico preferido de las figuras hollywoodenses. Y mientras un escuadrón de reporteros y paparazzi hacían guardia anoche en las afueras del lugar, sólo el hermano del intérprete de Palabra de honor, Alejandro Basteri, respondía brevemente que "está todo bien y ya daremos una información oficial".
Pero según diversos cercanos y ex novias del artista, su situación era "grave". O al menos "complicada". La versión que tiene más consenso es que el cantante se habría sometido a una intervención estética -una liposucción y retoques en el rostro- para celebrar sus 40 años, el próximo lunes 19. Las operaciones se habrían realizado en una clínica de Beverly Hills y, como afirma AOL Latino -y repite CNN-, "el cantante salió muy débil de la intervención... Debido a que sus defensas bajaron, a través de la sangre pudo haberse metido una bacteria que se alojó en varios de sus órganos, siendo los más comprometidos los pulmones. El cantante se encuentra en cuidados intensivos y los médicos le realizan pruebas mientras tratan de contrarrestar a toda costa la bacteria con antibióticos".
De acuerdo con los mismos reportes, Luis Miguel ayer cumplía 13 días internado. Y sólo puede ser visitado por ciertas personas y en lapsos muy cortos. Entre los autorizados para verlo está su hija, Michelle Salas -de 21 años y a quien reconoció en 2005-, su hermano y su representante, Alejandro Asensi. Mientras que la actriz mexicana Aracely Arámbula, madre de sus dos hijos menores, estaría en permanente contacto con el staff del intérprete, chequeando su estado de salud.
Además, testigos aseguran que sus ex parejas, las modelos Sofía Vergara y Daisy Fuentes, también llegaron al Cedars-Sinai para ver al artista, aunque no pudieron entrar a su habitación. Y a pesar de que en el programa de espectáculos El gordo y la flaca, de la cadena Univisión, contaron que el mexicano habría sido dado de alta, saliendo en silla de ruedas y muy decaído -datos replicados por People en español-, hasta anoche los medios apostados en las afueras del hospital aseguraban que sigue internado.
En tanto, dos personas relacionadas con el artista que ha vendido más de 40 millones de discos confirmaron a La Tercera que su situación "es muy complicada", detallando que "está grave, pero no tan mal, como se ha informado en los medios". Consultada por el tema, la modelo María Eugenia Larraín, quien ha reconocido su affaire con Luis Miguel -y fue registrada en un video con él, en un casino de las Islas Turcos y Caicos-, dijo que "obviamente estoy muy preocupada. Me afecta saber que está enfermo, pero prefiero no hacer más comentarios".
En el sello discográfico Warner, que representa al intérprete de O tú o ninguna, señalaron que "tenemos prohibido hablar de su vida privada". Y Soledad Cortés, presidenta del fan club Todo por Luis Miguel, contó que "nos comunicamos con su mánager y dijo que en unos días emitirá un comunicado oficial".
Finalmente, algunas fanáticas pedían a través de Facebook y Twitter "orar" por Luis Miguel. Y en sitios latinos relacionados con la farándula surgían teorías como que se había internado para hacerse un tratamiento de desintoxicación, hasta que "habría sufrido una reacción gástrica a unos medicamentos que estaba tomando para tratar una bacteria que se le detectó en los pulmones".