"Si cometí un crimen, pruebe que cometí un crimen. Expóngalo a la sociedad y Lula será castigado como cualquier ciudadano (...) ¡Pero por el amor de Dios, presenten una prueba! ¡Preséntenla, y ya basta del dicen que dicen!", habría vociferado el ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en los momentos finales de la audiencia de cinco horas que sostuvo el miércoles en Curitiba y que lo enfrentó por primera vez con el juez Sergio Moro, que encabeza la investigación de Lava Jato.

Un día después del polémico interrogatorio, en el que Moro buscaba determinar si Lula era propietario de un lujoso tríplex en el balneario paulista de Guarujá, que habría recibido de la constructora OAS a cambio de "ventajas indebidas", la prensa brasileña apuntaba ayer a que el petista intentó responsabilizar a su fallecida esposa Marisa Letícia y muchos ironizaron sobre su argumento de que "nadie sabía" de la corrupción en Petrobras antes de que estallara el escándalo en 2014.

Fausto Macedo, columnista de O Estado de Sao Paulo, destacó que el procurador Carlos Fernando dos Santos Lima, quien estuvo presente en el interrogatorio realizado por Moro, había lamentado el hecho de que Lula imputara a la ex primera dama, muerta en febrero, la intención de adquirir el tríplex. "Desafortunadamente, las afirmaciones en relación a Doña Marisa al responsabilizarla por todo son un tanto tristes de ser hechas en ese momento, porque, como el ex Presidente dijo, no estaba ahí para defenderse", afirmó el procurador, según Macedo.

El columnista de O Globo, Ricardo Noblat, también fue crítico con Lula. "Para liberarse del escándalo del mensalão en 2005, el ex Presidente entregó la cabeza del ex ministro José Dirceu, el coordinador de su campaña victoriosa a la Presidencia de la República (...) Nada raro, pues, que Lula se hubiera valido de su esposa para librarse de la acusación de que había ganado el tríplex como una especie de coima pagada por la constructora OAS", escribió.

A juicio de Tereza Cruvinel, columnista del portal Brasil 247, Lula "en ningún momento quiso eximirse culpando a Marisa". "Lo que dijo, que era la principal interesada, no fue una acusación", explicó Cruvinel a La Tercera, recordando que la ex primera dama fue quien entabló una acción contra OAS pidiendo la devolución del abono que había dado por el departamento. "Fue en esta condición que Lula la citó", agregó.

"Quien conoce a Lula sabe que él nunca se metió en esas cuestiones caseras. El hecho de que él o ella hubieran conversado con OAS no cambia el resultado final: no se quedaron con el departamento", comentó a este medio el analista Luis Nassif.

Con todo, el columnista de Folha de Sao Paulo, Clóvis Rossi, resumió así ayer el resultado de la audiencia en Curitiba: "Ni Lula fue preso ni Moro consiguió demostrar que el famoso departamento de Guarujá es o fue del ex Presidente ni éste demostró cabalmente que no tiene nada que ver con la historia".