En el principio fue la pintura. Concretamente fue el maestro Bushnell Keeler, un viejo artista de Washington DC que para David Lynch siempre las ofició de mentor, amigo y faro cuando la oscuridad de la indecisión vocacional se cernía sobre su vida. Hombre apegado al realismo, a los paisajes marinos y a los gatos, Keeler también tuvo algo que ver con el instinto cinematográfico del responsable de Terciopelo azul (1986): en 1967, a los 21 años, Lynch lo filmó con su cámara Bolex de 16 mm . Es uno de sus primeros cortometrajes y tiene aún más sentido al ver las imágenes de David Lynch: the art life, el documental de Jon Nguyen donde se observa al Lynch de nuestros días. Es decir, al hombre que encuentra en la pintura su último refugio.
Estrenada en el último Festival de Venecia, la cinta es una de las propuestas más importantes que este año trae el Festival de Cine UC, el ya clásico encuentro capitalino que se desarrolla en el Centro de Extensión de la Universidad Católica. Con fechas que van desde el 17 al 31 de enero, la muestra presentará ocho películas que han circulado por los festivales más destacados del mundo; una selección con lo mejor del cine chileno; y un ciclo de ocho largometrajes italianos clásicos que serán exhibidos en el formato de súper 8. Hasta el momento ya hay confirmados cuatro títulos de este apartado.
La muestra de la UC, que llega en el 2017 a su edición número 41, se centra en propuestas de cine europeo y, en ese sentido, opera como una ventana de escape al cine de multisalas. Alejado del cine hace 10 años (lo último que hizo fue Imperio en el 2006), David Lynch es uno de los realizadores más influyentes salidos de la escena de los años 80. En David Lynch: the art life, el director Jon Nguyen no oculta su admiración por Lynch, quien en varios pasajes recuerda su niñez viajera (su padre era vendedor) en pueblos del Medioeste norteamericano, futuras inspiraciones de los villorrios de Terciopelo azul o Twin Peaks. Un dato sintomático es que la cinta es producida por Sabrina Sutherland, ejecutiva detrás de la nueva versión de Twin Peaks que Lynch estrenará el próximo año en televisión.
También es documental Fuego al mar, implacable historia de Gianfranco Rosi sobre aquellos que se atreven a salir de Africa para llegar a Europa en busca de mejores oportunidades. Ganadora del Oso de Oro a Mejor Película en Berlín 2016, Fuego al mar establece su ancla en Lampedusa, la meridional isla de Italia que sirve de entrada para los migrantes.
Dentro de la ficción, destaca la presencia de Sieranevada, la nueva cinta de Cristi Puiu (La muerte del señor Lazarescu), el padre del llamado nuevo cine rumano. Estrenada en Cannes 2016 y considerada una de las mejores cintas en aquel festival por las publicaciones especializadas, Sieranevada (con una sola r) es un endiablado entramado de vidas y opiniones cruzadas durante una tarde rumana. La cámara sigue las entradas y salidas de escena de los múltiples personajes que se reúnen para conmemorar el aniversario de la muerte del padre de familia: diálogos absurdos, sentencias solemnes, chistes pueriles, declaraciones de amor, rabietas, llantos y hasta golpizas se suceden en la gran película de Cristi Puiu. Otra producción bastante elogiada que salió de la cosecha de Cannes 2016 fue La muerte de Luis XIV del realizador catalán Albert Serra: aquí es el francés Jean-Pierre Léaud (el actor fetiche de François Truffaut) quien encarna al llamado Rey Sol durante su agonía. Desde Oriente llegan los estrenos del prolífico coreano Hong Sang-soo y del japonés Kiyoshi Kuroswa: del primero se dará Yourself and yours, una historia de amor y celos que tiene como punto de referencia Ese oscuro objeto del deseo de Luis Buñuel, y del segundo se presenta Le secret de la chambre noire, su debut en Francia protagonizado por Mathieu Amalric. También es estreno La reconquista, de Jonás Trueba: la película española es una delicada reflexión sobre el paso del tiempo y su huella en los amores frustrados. Y, por supuesto, es estreno en Santiago (se exhibió en el Festival de Valdivia), Como me da la gana II, el elogiado trabajo con el que Ignacio Agüero ganó el prestigioso Festival de Marsella. La selección de cintas locales la componen El rastreador de estatuas, Neruda, El viento sabe que vuelvo a casa, Aquí no ha pasado nada, De vida y de muerte, El soltero de la familia, Los castores y El primero de la familia.