Por décadas la educación pública argentina estuvo en lo más alto de la tabla en América Latina, pero año tras año se ha deteriorado, con una creciente migración de las escuelas estatales hacia los establecimientos privados. En 2016, nada menos que 20 mil alumnos pasaron de instituciones públicas a privadas. En los últimos 14 años, este fenómeno suma 433 mil alumnos.
En medio de esa crisis, los docentes se han llevado una de las peores partes, con sueldos de US$ 600, un deterioro visible de la infraestructura de las escuelas y un abandono del Estado. Por eso, desde hace tres semanas que parte del gremio docente se ha movilizado de manera masiva en las calles, retrasando el inicio del año escolar en la provincia de Buenos Aires.
El conflicto y la situación de la educación pública está lejos de solucionarse. Pero el Presidente Mauricio Macri envió ayer al Congreso su propuesta de reforma educacional, con objetivos a implementarse de aquí a 10 años. La idea es "mejorar sustancialmente" la calidad de la educación. Esto, después de haber dado a conocer los resultados de la prueba Aprender, que mide el rendimiento en distintas asignaturas en los niveles de primaria y secundaria.
El programa de Macri tiene como principales propósitos extender la jornada escolar (en dos horas), reducir en 70% la alta deserción escolar secundaria y garantizar que el 50% de los profesores sean bilingües en inglés o portugués.
El envío del proyecto educacional al Congreso ocurrió el mismo día en que los docentes argentinos realizaron una marcha hacia la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. Los profesores exigen un alza de 35% en sus sueldos, acorde a los altos niveles de inflación. Pero Macri propone un 17%.
Una de las motivaciones de Macri para presentar el proyecto fueron los bajos resultados en la prueba Aprender realizada en octubre de 2016 a 1,4 millones de alumnos de escuelas públicas y privadas. En primaria, cuatro de cada 10 niños obtuvieron niveles básicos en matemáticas, mientras siete de cada 10 estudiantes de media estuvieron por debajo del nivel básico de matemáticas.
El bajo rendimiento en la educación argentina es un problema que se viene arrastrando desde hace varios gobiernos. Los resultados de la prueba PISA 2015 fueron alarmantes, ya que no fueron considerados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) al tener una muestra no representativa. Solo son válidos los datos obtenidos en 2012, que evidencian un estancamiento en la educación nacional.
Debido a las fallas de la Prueba PISA, Macri decidió llevar a cabo el test Aprender. La evaluación que mide lo que han aprendido los alumnos en el colegio, reveló que el 55% de los estudiantes de escuelas estatales mostraron un bajo rendimiento en lenguaje y matemáticas, en comparación al 30% de los jóvenes de escuelas privadas que tuvieron mal desempeño.
Lo más preocupante es el bajo nivel que presentan los escolares de último año de secundaria en matemáticas. El 70% no llegó a un índice satisfactorio y el 41% está por debajo del nivel básico. De todos modos hubo profesores que advirtieron que la prueba presentaba deficiencias metodológicas e instrumentales. También algunos docentes sostienen que Macri quiere instalar la idea de una crisis profunda en la educación pública.
Guillermina Tiramonti, investigadora y ex directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), afirma a La Tercera que "existe inequidad entre las escuelas públicas y las privadas. Las privadas son más ordenadas, organizadas, con menos ausentismo docente y más presencia de un equipo pensando en la institución. En las públicas hay más desorganización, menos presencia de equipos, más rotación de los docentes y menor supervisión de los procesos de enseñanza y aprendizaje".