Por un amplio margen y con sólo 39 años, Emmanuel Macron se convirtió el domingo en el Presidente más joven de la historia de Francia. El ex ministro de Economía del gobierno socialista de Francois Hollande se impuso con un 65,68% frente a un 34,32% de la candidata nacionalista, Marine Le Pen. Su victoria fue vista como un respiro ante la ola populista que desde el Brexit ha rondado a los comicios europeos, pero también llevan ahora a Macron a un nuevo desafío: las elecciones legislativas de junio.
Con la excepción de las presidenciales de 1969, la abstención (24,6%) y los votos nulos (3%) y blancos (8,7%), llegaron a niveles récord, lo que sitúa a Macron ante un panorama complejo, porque además su movimiento ¡En Marcha! no tiene representantes en la Asamblea Nacional ya que vio la luz recién en abril de 2016.
El Presidente electo se enfrentará en ese marco a las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio, tras lo cual deberá construir una mayoría para gobernar en los próximos cinco años y poder implementar su programa.
La tarea no se ve fácil, ya que, como quedó demostrado luego de la primera vuelta, Macron se enfrenta ante un país fragmentado, entre centristas, nacionalistas, derechistas, ultraderechistas, socialistas y ultraizquierdistas.
"Las legislativas son un verdadero desafío porque Macron anunció que quiere conseguir una mayoría, pero eso no está dado. El paisaje político está muy dividido, como se vio bien en la primera vuelta, con cuatro fuerzas importantes", explicó a La Tercera el académico francés del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, Antoine Maillet.
De no obtener una mayoría parlamentaria, el movimiento de Macron podría verse obligado a entrar en una fase de "cohabitación" y trabajar con representantes de otros partidos políticos, algo que ha sucedido en otras ocasiones durante la historia política de ese país.
Aunque esa posibilidad es real -ya le pasó a Mitterrand y a Chirac- Macron busca nombrar a su primer ministro luego del cambio de mando del domingo. Este escenario es nuevo no sólo porque el partido de Macron no tiene congresistas, sino porque ahora las elecciones legislativas en Francia se llevan a cabo inmediatamente después de las presidenciales. En Francia, el tipo de gobierno es semipresidencial. Así, el primer ministro es nombrado por el Presidente en sintonía con la mayoría en el Parlamento.
"Quien sea nombrado podría tener una duración de vida muy corta, de un mes por ejemplo, porque si Macron no gana, no va a tener una mayoría y va a haber una cohabitación. Hay que ver cómo se desarrolla y depende de los acuerdos políticos que se pueden hacer para la segunda vuelta", explicó Maillet.
Larga lista
En las próximas semanas, el nombramiento del primer ministro será clave, dada la reñida campaña legislativa. Macron ha repetido que tiene "un nombre en la cabeza", pero que sólo lo revelará cuando asuma el poder. El actual ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, es una de las cartas que se barajan para el cargo. "Sería un excelente primer ministro", dijo el portavoz del Presidente electo, Christophe Castaner.
Le Drian fue uno de los primeros socialistas en apoyar la carrera de Macron, al igual que Francois Bayrou, político centrista al que el Presidente electo ya le garantizó un papel clave dentro de su equipo.
Otros de los nombres que suenan fuerte son Richard Ferrand, ex diputado socialista y secretario general de la formación de Macron; la ex presidenta de la patronal francesa, Laurence Parisot y Sylvie Goulard, eurodiputada centrista. También en la lista figuraría Anne Marie Idrac, ex secretaria de Comercio.
Tras la segunda vuelta del domingo, uno de los primeros anuncios de Macron fue su dimisión como titular de ¡En Marcha!, que ahora pasará a llamarse "República en Marcha", como parte de su estrategia electoral con miras a las legislativas.
El movimiento presentará candidatos en las 577 circunscripciones del país. Al menos la mitad de los candidatos procederán de la sociedad civil y el resto de las formaciones políticas. También el 50% serán mujeres y ninguno de ellos podrá tener antecedentes judiciales.
El Frente Nacional, a su vez, buscará erigirse como el principal partido de la oposición. Tras su derrota, Marine Le Pen invitó a "todos los patriotas a unirse a nosotros" para constituir una "nueva fuerza política".
También la Francia Insumisa del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, intentará ampliar el apoyo que obtuvo en los comicios (19%).
Los Republicanos (derecha), por otra parte, buscarán redimirse de la primera vuelta, donde su candidato, François Fillon, obtuvo el tercer lugar (19%).
Ayer, miembros clave de este partido de la derecha tradicional francesa parecían dispuestos a trabajar con Macron, a pesar de que los líderes conservadores han llamado a oponerse al nuevo mandatario. Los socialistas, cuyo candidato Benoît Hamon tuvo uno de los peores desempeños de la historia (6%), también se debaten entre apoyar o no al partido de Macron.
Según una encuesta, el partido de Macron obtendría entre 24% y 26%, Los Republicanos (22%), el FN (21%), Francia Insumisa de Mélenchon (13%) y el Partido Socialista (8%).