Se trata de la primera "vuelta de carnero" del Presidente francés, Emmanuel Macron, sobre uno de los compromisos de su campaña electoral: respetar el resultado del referéndum celebrado en 2016, en el que el 55% de la población de Notre-Dame-des-Landes, a 30 kilómetros de Nantes, aprobó la construcción de un aeropuerto.
A través del primer ministro Edouard Philippe, el gobierno francés anunció el rechazo a la edificación del aeródromo, cuya negociación ha sido polémica y divisoria.
El conflicto no es nuevo, de hecho, se remonta a los años 60, cuando por primera vez se anunció la creación del aeropuerto que en ese entonces buscaba convertirse en el tercero más concurrido de Francia. Esto, porque el actual aeropuerto de Nantes es considerado pequeño y muy cercano a la ciudad. En 1974, los terrenos agrícolas al sur del pueblo de Notre-Dame-des-Landes se declararon como zona de planificación prioritaria (ZAD, por sus siglas francesas) , lo que significaba que quedarían protegidos para poder construir en el futuro. El proyecto se mantuvo dormido hasta el 2000, sin embargo, en 2009 se conformó un grupo de opositores que se instaló en el sector que comprende 1.600 hectáreas y que pasó a denominarse Zona a Defender (ZAD). Actualmente, unas 150 personas viven ahí de manera permanente permanentemente y 200 personas asisten de manera regular. Las autoridades identificaron tres perfiles de "zadistas": los "institucionales" (residentes y agricultores), los "militantes" y los "extremistas". Estos últimos son los que más preocupan a las autoridades. De todos modos, los zadistas han celebrado la decisión del gobierno francés de no construir el aeropuerto.
"No existen las condiciones para la construcción de este aeropuerto. Los grandes proyectos de éxito fueron todos realizados porque eran ampliamente apoyados por la población. Notre-Dame-des-Landes es el aeropuerto de las divisiones", señaló el premier francés, Edouard Philippe.
Así, el jefe de gobierno señaló que la decisión implica la devolución de las tierras expropiadas a los agricultores, y el desalojo de quienes ocupan el lugar hace años: "los ocupantes ilegales de estas tierras deberán irse o serán expulsados", aseguró. Sin embargo, los zadistas no pretenden dejar el lugar y han advertido que continuarán viviendo ahí. Los activistas enviaron "un fuerte mensaje de solidaridad frente a otras luchas contra grandes proyectos destructivos", e hicieron un llamado a "converger ampliamente el 10 de febrero para celebrar el rechazo del aeropuerto y para continuar construyendo el futuro de la ZAD".
Pero no todos están contentos con el rechazo del proyecto, que contemplaba una inversión de 580 millones de euros. El dirigente y senador del partido Los Republicanos señaló en una entrevista con Europe 1 que " hoy en Francia la violencia paga: recurriendo a los medios más violentos, se puede bloquear un proyecto que fue objeto de un referéndum claro y obtuvo el aval de 179 decisiones de justicia".
Para el presidente del departamento de Loire-Atlantique, Philippe Grosvalet, esta decisión "pisoteó todos los procedimientos públicos y las 179 decisiones judiciales que se tomaron. También atropella comunidades locales. Es un cuestionamiento del verdadero espíritu de descentralización".
De todos modos, el Ejecutivo señaló que se llevará a cabo una modernización del aeropuerto que ya existe en Nantes, que implicará la reducción de sonidos molestos que se provocan en la ciudad, además de una mejora de la red ferroviaria para unir esa zona con París.