El presidente de Francia, Emmanuel Macron, encabezó la primera ronda de las elecciones legislativas este domingo, un primer paso para obtener una mayoría parlamentaria esencial para realizar las ambiciosas reformas que ha prometido.

Su movimiento político, La República en Marcha (LREM), obtendría entre 32% y 33% de los votos, según las primeras estimaciones, lo cual corresponde a entre 390 y 445 escaños de los 577 de la Asamblea Nacional, muy por encima de la mayoría absoluta (289 diputados).

Un resultado que nadie podía haber anticipado hace solo unos meses y que va unido a un retroceso de los dos grandes partidos, socialista y conservador, que se alternaban en el poder en Francia desde hacía 60 años.

Hasta hace muy poco parecía improbable que Macron, un centrista de 39 años con escasa experiencia política y sin maquinaria de partido, obtuviera una mayoría en las legislativas.

Pero si la tendencia se confirma en la segunda vuelta del próximo domingo, Macron, que se convirtió el 14 de mayo en el presidente más joven de la historia moderna de Francia, tendría el camino libre para aplicar su programa electoral.

No obstante, el portavoz del gobierno Christophe Castaner advirtió que hasta la segunda ronda "nada está decidido" e instó a sus partidarios a "seguir movilizados".

El Partido Socialista, que controlaba la mitad de las bancas en la Asamblea Nacional durante la presidencia de François Hollande, sufriría un nuevo revés electoral, reteniendo apenas entre 15 y 40 escaños. Hasta ahora, contaba con casi 300 diputados.

Estamos frente a un "retroceso sin precedentes de la izquierda", admitió su secretario general, Jean-Christophe Cambadélis.

El partido de derecha gaullista Los Republicanos, que buscaba la revancha tras el fracaso de su candidato François Fillon en las presidenciales, obtendría entre 80 a 132 escaños.

El jefe de la campaña de la derecha para las legislativas, François Baroin, llamó a los electores a movilizarse en la segunda ronda para evitar que "un único partido" tenga "todos los poderes".

El ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, que terminó segundo en las presidenciales, obtendría apenas entre 1 a 10 diputados, frente a 2 en la Asamblea saliente, un resultado "decepcionante", según el vicepresidente del partido.

El FN, que llegó desunido a las legislativas, esperaba lograr al menos 15 escaños, el mínimo para poder formar un grupo parlamentario.

Del otro lado del espectro, el movimiento de izquierda radical Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon, conseguiría entre 10 y 23 escaños.

HACIA UN RÉCORD DE ABSTENCIÓN

La primera vuelta electoral estuvo marcada por una fuerte abstención, que podría superar el 50% y establecer un récord desde la instauración de la Quinta República en 1958.

Según Frédéric Dabi, de la encuestadora Ifop, estas cifras "no son una sorpresa" ya que "desde hace 20 años se observa una caída de la tasa de participación" en las legislativas en Francia. "Los electores tienen la impresión de que las cartas están echadas después de las presidenciales y se preguntan para qué sirve ir a votar", agregó Dabi.

El sistema electoral francés prevé que se dispute una segunda vuelta en las circunscripciones donde ningún candidato haya obtenido más del 50%.

Para pasar a la segunda ronda hace falta haber obtenido 12,5% de los votos del total de inscritos en cada circunscripción.

La victoria del partido de Macron en la segunda vuelta confirmaría la erosión de los partidos tradicionales franceses, con la irrupción de una nueva generación de diputados que renovaría profundamente la Asamblea Nacional.

La República en Marcha ha presentado un total de 530 candidatos a las elecciones legislativas, de los cuales la gran mayoría procede de la sociedad civil, en cumplimiento de la renovación política que promueve Macron.

El déficit de notoriedad o la falta de experiencia de sus candidatos parece no haber afectado al joven movimiento. Este se beneficia de la imagen positiva del presidente que ha comenzado su mandato con el pie derecho en el ámbito doméstico e internacional.