El 12 de febrero de 2014, miles de venezolanos salieron a las calles en diversas ciudades del país para manifestarse contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro. Las protestas, que se extendieron hasta abril, se tornaron violentas y dejaron 43 muertos y 878 heridos, además de cientos de detenidos, como Leopoldo López, uno de los principales líderes de la oposición. Esta ola de descontento marcó un punto de inflexión para la administración de Maduro, quien a partir de entonces ha recibido sólo malas noticias en medio de un creciente deterioro de la situación económica del país.

Para recordar el hito, tanto el chavismo como la oposición saldrán hoy a las calles en el primer aniversario de las protestas. El gobierno y sus detractores se han acusado mutuamente por la responsabilidad en las muertes de los manifestantes. Entre las víctimas mortales figuran 33 civiles y 10 uniformados. Según un informe publicado esta semana por la fiscalía, de las 41 personas que aún se encuentran detenidas, 27 son civiles y 14 funcionarios policiales y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Maduro estima que las protestas forman parte de un complot para derrocarlo, al igual que la "guerra económica" que ha denunciado permanentemente. Las cosas comenzaron a cambiar radicalmente en Venezuela a partir de la muerte de Hugo Chávez en marzo de 2013. En su calidad de Vicepresidente, Maduro asumió el poder y un mes después fue electo con el 50,6%  de los votos, frente al 49,1% de Henrique Capriles, otro de los principales dirigentes de la oposición, que no ha logrado unificarse con un proyecto único.

La era Maduro no sólo ha estado dominada por las protestas callejeras, sino que también por el desabastecimiento, que ha generado enormes filas frente a los centros comerciales, y problemas cotidianos para la mayoría de los venezolanos. La fuerte caída en el precio del petróleo ha tenido un grave impacto para la economía local.

La economía de Venezuela podría contraerse hasta un 7% en 2015, mientras que la inflación llegaría al 100% o más a fin de año por la creciente escasez de productos básicos. Además, se calcula que con el precio del barril de crudo en picada, el país sudamericano podría dejar de recibir entre US$ 20 mil millones y US$ 35 mil millones este año. El 96% de sus divisas Venezuela las obtiene de sus exportaciones petroleras. La crisis es tal, que esta semana el gobierno liberó parcialmente su mercado de divisas, por lo que el país tendrá a partir de ahora tres tipos de cambio. Un panorama sombrío para Maduro, que este año debe enfrentar elecciones legislativas.