A la oposición venezolana se le acabó el tiempo. Tras negarse a asistir el martes a una tercera mesa de diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro, el proceso que busca darle una salida a la crisis política que vive el país, se pospuso para el 13 de enero.

Las negociaciones, que se iniciaron el 30 de octubre y fueron monitoreadas por la Unasur y el Vaticano, habían renovado en un comienzo las esperanzas de avanzar en una solución en momentos en que el país atraviesa una profunda crisis económica y social.

Pero la próxima fecha en donde posiblemente la oposición y el oficialismo volverán a verse las caras ya constituye una primera victoria para el sucesor de Hugo Chávez. Esto, ya que la suspensión del diálogo termina con las esperanzas de una salida anticipada de Maduro.

La oposición, aglutinada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), concentró todos sus esfuerzos durante el año para llevar a cabo un proceso de referendo revocatorio, que según los sondeos habría terminado con el gobierno de Maduro.

Pero el referendo revocatorio finalmente fue suspendido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), uno de los aliados del gobierno.

Los esfuerzos de los detractores del mandatario tenían una razón: la consulta pública debía llevarse a cabo antes del 10 de enero, ya que si se da después de ese plazo e incluso si Maduro es revocado, la Constitución venezolana prevé que su sustituto sea el Vicepresidente, a quien él mismo puede designar en cualquier momento. Esa fecha marca el inicio de los dos últimos años de la administración de Maduro.

Su mano derecha, Diosdado Cabello e incluso su esposa, "la primera combatiente" Cilia Flores, podrían seguir al mando del país hasta que finalice el período en 2019.

El segundo camino, adelantar las elecciones de 2018, ha sido descartada en distintas ocasiones por el mandatarios venezolano.

Maduro aseguró hoy, confiado, que el gobierno venezolano seguía en la mesa de negociaciones y llamó a sus partidarios a marchar el 17 de diciembre. "Ellos creen que son imprescindibles, pero no. Con la derecha dialogando o sin la derecha dialogando, Venezuela va pa´lante", aseguró.

La suspensión del diálogo evidenció, además, las fracturas de la oposición, que hoy intentó transmitir un mensaje de unión y presión frente al oficialismo.

Los distintos grupos políticos que conforman la MUD han tenido discordancias sobre el camino a seguir, lo que se evidenció en la ausencia de algunos partidos (como Voluntad Popular) en la mesa de negociación.

Los dirigentes de la MUD también señalaron que esperan que Maduro cumpla con los acuerdos antes de que finalice 2016. Pero hay incertidumbre sobre si en las tres semanas que quedan para que se acabe el año se pueda avanzar concretamente en algunos de estos puntos.

"Señores, de aquí al 13 de enero ha pasado de todo en este país", aseguró el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, hoy en su programa de radio, donde agregó: "En la crisis la situación se deteriora de manera galopante".

Sus exigencias no han variado: un cronograma electoral que incluya elecciones adelantadas o la reactivación de un referendo revocatorio. También la apertura de un canal humanitario y la liberación de los presos políticos.

Con la instalación de la mesa de diálogo, Maduro logró también apaciguar las protestas callejeras, como parte de una tregua con la oposición. En los últimos meses, miles de personas protestaron contra el gobierno, en medio de un fuerte descontento social por la escasez de alimentos y medicinas, que en algunos estados del país alcanza el 80%.

Según una encuesta de Datanálisis, un 73% de la población estaría dispuesta a votar en un revocatorio incluso si se hace el año que viene. El mismo sondeo arroja que la imagen positiva de Maduro sólo alcanza el 19,5%.