La joven paquistaní Malala Yousafzai dedicó hoy el Premio Nobel de la Paz "a todos los niños cuyas voces necesitan ser escuchadas" y lanzó un mensaje de amor para Pakistán y para India, país del que procede el activista Kailash Satyarthi, con quien comparte el galardón.

"Esto no es el final, es el principio. Quiero ver a todos los niños yendo al colegio y recibiendo educación", afirmó Malala, que hace dos años sufrió un ataque de talibanes cuando asistía a la escuela en su país natal.

"Este premio es para todos los niños cuyas voces necesitan ser escuchadas. Tienen derechos: a recibir educación de calidad, a tener una vida feliz. Este premio es para ellos, para que les dé valor", agregó desde la localidad británica de Birmingham, donde vive en la actualidad.

Malala se mostró "orgullosa de ser la primera paquistaní" que recibe el Nobel de la Paz y aseguró que es un honor compartirlo con Satyarthi, quien asegura que fue una fuente de inspiración para ella. 

También agradeció el apoyo y amor recibido por sus padres. "Gracias a mi padre por no cortarme las alas, por dejarme volar", dijo también la adolescente, que a los 17 años se convirtió hoy en la Premio Nobel más joven de la historia.

Además, Malala quiso lanzar un mensaje de amor a Pakistán e India, países de los que proceden los dos premiados de este año y que están enfrentados desde su fundación. 

"No importa el lenguaje ni la religón. Todos deberíamos luchar por derechos de los niños, de las mujeres y de todos los seres humanos", aseguró.

La joven activista pidió públicamente a los primeros ministros de Pakistán e India, Nawaw Sharif y Narendra Modi, que la acompañen a ella y a Satyarthi cuando el próximo 10 de diciembre recojan el premio en Oslo. 

Malala compareció ante la prensa ataviada con un traje tradicional rojo y verde, una vez que terminaron sus clases. Se enteró de que había recibido el Nobel mientras estaba en clase de Química, cuando ya pensaba que no se lo habían concedido.

"Me sentí muy honrada. Es un estímulo para seguir adelante y para creer en mí misma", explicó. "Creo que no merezco el Nobel de la Paz", agregó. 

Malala, que decidió que hoy fuera un día normal hasta que terminasen las clases, recordó que cuando vivía en Pakistán "tenía los sueños que tienen todos los niños". "Entonces quería ser médico, ahora quiero ser política, una buena política", aseguró.