Llegas del trabajo, cansada, con hambre. Hay que hacer tareas y tus niños gritan ¡no quiero! Acto seguido tu hija le quita un lápiz a su hermano y arde Troya. Uno persigue a la otra por toda la casa, mientras tú tratas de quitarle el lápiz (porque la mamá zen interna te recuerda que es peligroso que corra con un lápiz en la mano) los dos lloran, gritan, los mandas a su pieza y responden con un "¡Eres la peor mamá del mundo!".
Este es un fragmento de la primera publicación que tuvo la página de Facebook "Soy mamá gritona", lanzada en marzo de este año. En ese manifiesto de poco más de seis mil caracteres, Josefa de Paul, la mujer detrás del sitio, relata una experiencia común en la vida de cualquier madre que a ratos sólo quiere pedir unas vacaciones urgentes lejos de sus hijos.
Sin imaginárselo, en sólo un día, la fan page logró más de 7 mil "me gusta" y la publicación se llenó de comentarios del tipo: "Súper identificada, gracias por la honestidad" o "Pfff pensé que me estaba volviendo loca. Siempre leo puras maravillas de lo que significa ser madre".
Aunque esa primera publicación no estuvo excenta de críticas. Josefa cuenta a La Tercera que también hubo comentarios del tipo "si no tienes paciencia entonces no deberías ser madre", lo que le hizo tomar conciencia no sólo de la agresividad que impera en redes sociales, sino también de la presión que existe por ejercer la maternidad a la perfección.
"Mamá gritona en ningún momento valida el grito como estilo relacional, ni mucho menos la agresión en la crianza. No apoyamos la violencia verbal ni física en ninguna medida", aclara en Facebook Josefa, quien escribe desde su experiencia como esposa, mamá de 2 hijos y psicóloga.
Tras el boom de esta página, que hoy tiene más de 16 mil seguidores y a la que ella le gusta llamar "una comunidad de amigas en que nos contenemos y apoyamos", la creadora escribió el libro Soy Mamá Gritona (Ediciones B) que se lanzará el próximo 26 de octubre en la Feria Internacional del Libro de Santiago.
Lo curioso es que la autora asistirá de incógnita al evento. Porque pese al éxito de la página, Josefa es un nombre ficticio. La autora no quiere revelar su identidad. "No es una estrategia de marketing. Pero yo no creé la página buscando éxito. Quería un espacio para que esta generación de madres tan presionadas podamos apapacharnos", relata.
Mamá gritona
Josefa explica que el título de la página de Facebook fue creado desde la ironía. "No queremos convertirnos en una mamá gritona, pero es tanta la presión que caemos en eso", explica.
Presión a ser perfectas dueñas de casa, a no colapsar, a saber todas las técnicas de la crianza, a no demostrar debilidad emocional. Es decir, a comportarse según el ideal de madre que impera aún impera en Chile y que les fue transmitido a esta generación de madres durante la crianza. Lo que a su juicio, también se potencia a través de las redes sociales.
"Es cosa de abrir Facebook y aparecen mil publicaciones sobre temas como el colecho (dormir con los padres), la parentalidad positiva (manera de entender la crianza y la educación. Está basada en el respecto a las necesidades de los niños y niñas), la crianza respetuosa, que nos aleccionan sobre cómo ser una mamá aún más perfecta, dejándonos con una culpa atómica a aquellas que gritamos, retamos y colapsamos un par de veces al día", explica la autora en el prólogo.
Sin embargo, "lo que nadie publica ni tampoco te dicen, es que es imposible desarrollar una técnica única que sirva para todos los niños y todos los padres", agrega Josefa. "Pero esta generación ilustrada de madres trata de seguir todas esas pautas al pie de la letra", enfatiza la psicóloga a La Tercera.
Pero la mamá gritona aparece cuando no se cumplieron todas esas expectativas. "Gritamos porque nos llevamos al límite, nos híper exigimos, queremos hacerlas todas y hacerlo perfecto, nos culpamos todos el día y nos sentimos horriblemente criticadas", agrega.
Y después del grito viene la calma y con la calma la culpa. "Aparece la mamá zen interna que alguna vez fuiste y te lapida por haber colapsado. Qué manera de tener culpa, es increíble…", es otra de las reflexiones que se lee en el libro.
Para Josefa esta generación de madres está tan presionada, en parte, porque ha tendido a "profesionalizar la maternidad", ejercer su rol de manera perfecta.
"Es una generación que no fue criada sólo para ser madre. Existe una presión importante de que todas tienen que ser profesionales, independientes, no depender de ningún hombre", explica la autora.
El temor a confesar
"Felicidad es cuando tus hijos ya se levantan más tarde los fines de semana y, solitos, se hacen el desayuno. Ya saben prender la tele y hasta te cierran la puerta para que puedas dormir hasta más tarde... No me ha pasado, pero pucha que debe ser bonito", escribió Josefa en el Facebook de "Mamá gritona" el pasado 28 de agosto.
La publicación tuvo más de 2.500 "me gusta" y cien comentarios. "Añoro ese día!!!! Las mías aun requete chicas", escribió una de sus seguidoras. "Pero cuando seas adulta mayor esos tiempos de añoran donde uno recibía tanto cariño y amor y uno era la súper para ellos pero si tienes nieto lo vuelves a vivir y es hermoso", agrega otra de las lectoras.
Josefa explica que le sorprende la empatía con que se apoyan las madres que leen su página. Esto, podría explicarse, porque es más fácil reconocer el colapso por Facebook que frente a otros. "Existe un temor a confesar el colapso porque te van a juzgar. Las mujeres se atreven poco a decir cómo se sienten o sólo se abren con la mejor amiga. Temen a ser juzgadas", explica.
Y es que las críticas son constantes y muchas veces desde otras madres. Como si existiera una competencia sobre quién lo hace mejor, explica la autora.
"Te juzgan si dejaste de trabajar para dedicarte a los niños o si volviste al mundo laboral cuando los hijos son muy pequeños (…) La decisión será la correcta mientras tú te sientas bien y creas que para tus niños es lo mejor", asegura Josefa.
La autora cree que las próximas generaciones serán más libres respecto a estas cargas. Con Soy Mamá Gritona, Josefa de Paul quiere apoyar a quienes enfrentan este rol en la actualidad. "Me gustaría que después de leer el libro digan: no soy tan mala", reflexiona: "Lo estás haciendo bien a tu manera y amas a tus hijos por sobre todo en este mundo. Y también quiero invitarlas a reírse de sí mismas cuando salen corriendo de la ducha porque escuchan a la guagua llorar. A veces uno cree que es la única a la que le pasa eso".