Al menos 400 personas resultaron heridas en Yemen luego de que la policía reprimió con gases lacrimógenos y balas a manifestantes que intentaban marchar al palacio presidencial en el pueblo del Mar Rojo de Hudaida, dijeron médicos.

Las protestas en Yemen inspiradas por levantamientos en Egipto y Túnez han golpeado el gobierno de 32 años de Saleh, que pidió el domingo que se ponga fin a la violencia, argumentando que no tiene intención de renunciar pronto.

Residentes aseguraron que la movilización partió en protesta por el fallecimiento de dos personas en Taiz el domingo tras enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que buscaban dispersar una marcha contra el presidente Ali Abdullah Saleh.

"De repente se reunieron alrededor del edificio administrativo de la provincia y se dirigieron al palacio presidencial, pero la policía los detuvo usando armas de fuego, disparando al aire y con gases lacrimógenos. Vi un montón de policías vestidos de civil atacarlos también"
, dijo un testigo por teléfono.

Los médicos de un hospital local dijeron que nueve personas habían sido heridas de bala y que 350 fueron afectados por inhalación de gases lacrimógeno, mientras que alrededor de 50 personas fueron heridas por la policía vestida de civil lanzando piedras.

El palacio presidencial en Hudaida es uno de los varios hogares mantenidos por Saleh, de 68 años, en todo el país.

Probablemente el mandatario estaba en el palacio presidencial de la capital Saná el lunes.

El New York Times reportó que el Gobierno del presidente Barack Obama ha cambiado de idea respecto a Saleh y ahora cree que debería dejar el cargo.

Un funcionario yemení fue citado diciendo que negociaciones con Saleh sobre los términos de su posible salida comenzaron hace poco más de una semana.

"Los estadounidenses han estado presionando por la transferencia de poder desde el comienzo" de las negociaciones que aún se están realizando, dijo el funcionario al diario.

El presidente yemení ha visto una serie de deserciones de sus principales aliados tribales, políticos y militares en las últimas semanas, pero Saleh ha dicho que no dejará el cargo hasta que pueda transferir el poder a "buenas manos".

Saleh ha dicho que estaría dispuesto a dimitir dentro de un año después de las elecciones parlamentarias y presidenciales, y que una salida abrupta sería un caos. Pero las conversaciones con la oposición sobre la transferencia del poder parecían haberse estancado.

El sábado, Saleh pareció más desafiante y dio las gracias a sus seguidores y prometió proteger a Yemen con "sangre y alma", que muchos leen como una señal de que no tiene planes de renunciar.

Estados Unidos ha hablado abiertamente de su preocupación acerca de quién podría suceder a Saleh, visto como un aliado que ha ayudado a contener a Al Qaeda.