Manifestantes prodemocracia de Hong Kong anunciaron el domingo por la noche, antes de que expirara un ultimátum gubernamental, su retirada de dos lugares estratégicos de la protesta, pero otros militantes parecían determinados a no moverse.
Occupy Central, uno de los grupos organizadores de las protestas, señaló en su cuenta de Twitter que los manifestantes dejarán el barrio comercial de Mongkok, en el continente, "para unirse a los de Admiralty", el barrio de los ministerios en la isla.
En esa zona, además, abrirían a la circulación una de las principales arterias, la Lung Wo Road, hasta ahora bloqueada, para permitir el retorno al trabajo el lunes de miles de personas, tras una semana de paralización debido a las manifestaciones y a dos días festivos con motivo de la fiesta nacional china.
Sin embargo, la decisión no fue inmediatamente seguida por los estudiantes, el otro gran grupo detrás del movimiento. Un periodista de la AFP en Mongkok indicó que algunos manifestantes se marchaban, pero otros se quedaban.
"Yo me quedo aquí" declaró en Mongkok a la AFP Bosco Leung, un estudiante de 21 años.
Siempre en su cuenta Twitter, Occupy Central indicó un poco más tarde que la Lung Wo Road, brevemente evacuada, fue otra vez ocupada.
El jefe del ejecutivo local, Leung Chun-ying, considerado una "marioneta" de Beijing por los manifestantes que desde hace una semana reclaman mayores libertades políticas, les había lanzado previamente un ultimátum para que se dispersaran y volvieran a su trabajo el lunes.
Leung Chun-ying había expresado la determinación de las autoridades para "tomar todas las medidas necesarias para restablecer el orden público".
Hay que permitir a los 7 millones de habitantes de Hong Kong "retomar una vida y una actividad normales" afirmó, en momentos en que profesores de universidad pidieron a los estudiantes -punta de lanza del movimiento- que retornen a sus casas para evitar enfrentamientos con la policía.
CLIMA HOSTIL
La víspera, decenas de miles de personas se habían congregado en Admiralty para denunciar la violencia que sufren de habitantes hartos de la paralización de la ciudad, a los que se suman militantes pro Beijing.
Hong Kong, antigua colonia británica, atraviesa su peor crisis política desde la retrocesión del territorio a China, en 1997.
China aceptó instaurar el sufragio universal para la próxima elección del jefe del ejecutivo en 2017, pero pretende conservar el control de las candidaturas, una propuesta inaceptable para los manifestantes que han salido masivamente a protestar a la calle desde el 28 de septiembre.
China teme que el movimiento se extienda, y lo ha criticado calificándolo de "ilegal" y acusando a sus promotores de crear una "clima hostil".
"El movimiento ilegal Occupy Central [gran barrio de negocios de Hong Kong], guiado de manera inconsecuente por algunas personas impulsadas por su individualismo, menosprecia el parecer de la mayoría de la opinión pública y va en contra de la democracia y de la autoridad de la ley", afirmó este domingo un editorial del Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista gobernante.
Los líderes estudiantiles habían renunciado a dialogar con el gobierno, pero luego indicaron que se podrían llevar a cabo negociaciones, aunque solo bajo ciertas condiciones.
El ejecutivo local reafirmó en un comunicado que "su puerta estaba siempre abierta para el diálogo" y llamó a los manifestantes a evacuar los alrededores de la sede del gobierno.
Algunos enfrentamientos esporádicos estallaron durante la noche del sábado, especialmente en el barrio comercial de Mongkok, donde los prodemocracia acusaron a hombres enviados por la mafia china de haberlos atacado.