Un grupo de haitianos trató de irrumpir en el palacio presidencial el martes para exigir la renuncia del Presidente
René Preval
debido a la falta de alimentos, pero fueron dispersados por las fuerzas de paz de la ONU con balas de caucho y gas lacrimógeno.
Los manifestantes fueron retirados del palacio presidencial, pero al caer la noche habían dejado rastros de destrucción en todo Puerto Príncipe. Había calles bloqueadas con barricadas de concreto y automóviles quemados, así como ventanas rotas e inmuebles en llamas desde el centro de la capital y hasta las colinas cercanas, densamente pobladas.
Rebasadas en número, las fuerzas de paz de las Naciones Unidas se limitaron a observar cuando los manifestantes saquearon negocios cerca del palacio, sin alejarse del perímetro de la residencia. En un punto cercano, pero lejos de la mirada de las autoridades, otro grupo rodeó un automóvil que avanzaba lentamente y trató de sacar por la ventana a la mujer que lo conducía.
"¡Tenemos hambre! ¡(Preval) debe irse!", gritaron los manifestantes cuando trataron de ingresar al palacio presidencial golpeando con un contenedor con ruedas las vallas unidas con cadenas.
Momentos más tarde, soldados brasileños de los cascos azules de la ONU llegaron a bordo de vehículos todo terreno y carros de asalto y dispararon balas de caucho y gas lacrimógeno para alejar a los manifestantes de la cerca.
CRISIS
Los precios, que han aumentado en promedio 40% desde mediados del 2007, han provocado reacciones de violencia en varios lugares del mundo. Pero en ningún lugar se corre mayor riesgo de que atenten contra la democracia como en Haití, uno de los países más pobres del planeta donde en las mejores épocas la gente tiene dificultades para tener el alimento cotidiano.
"Me parece que hemos progresado en la estabilización del país, pero ese progreso es extremadamente frágil, se corre gran riesgo de que sea revertido y es mucho más frágil por el actual ambiente socio-económico", destacó el enviado especial de la ONU, Hedi Annabi, después de dar su informe en el Consejo de Seguridad.
Durante meses, los haitianos han comparado el dolor de tener hambre a "comer Clorox (líquido para desmanchar la ropa)" debido al ardor que sienten en el estómago. Los más deseperados han llegado a depender de un común paliativo de galletas de barro, aceite vegetal y sal.
Los desórdenes estallaron en el puerto de Les Cayes, un lugar normalmente plácido, y se expandieron rápidamente cuando los manifestantes incendiaron un complejo de las Naciones Unidas, disturbio que dejó cinco muertos. Las protestas se esparcieron a otras ciudades, y el lunes decenas de miles de manifestantes tomaron las calles de Puerto Príncipe.
Preval, respaldado por Washington, trabajaba en palacio cuando se produjeron las protestas, dijeron sus colaboradores. No ha hecho declaraciones desde que comenzaron las manifestaciones la semana pasada.
El aumento mundial de los precios de los alimentos afecta de manera particular a Haití, donde el 80% de la población vive con menos de dos dólares diarios. El costo de alimentos básicos como arroz, frijoles, fruta y leche condensada aumentó 50% el año pasado, en tanto el de la pasta se ha duplicado.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU pidió el lunes donaciones para su trabajo en Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental. El secretario general del organismo mundial, Ban Ki-moon, advirtió la semana pasada que la crisis podría amenazar la frágil seguridad de la nación caribeña.