Por tercer día consecutivo se reanudaron las protestas en Omán por reformas políticas y sociales. Cientos de manifestantes bloquearon la entrada a la zona industrial de la ciudad costera de Sohar, que incluye un puerto, una refinería y una fábrica de aluminio. Obligaron a replegarse a cuatro vehículos militares que se encontraban en el lugar.
Además, quemaron un supermercado y obligaron a las fuerzas de seguridad a cerrar los principales accesos a Sohar, que se encuentra a 200 kilómetros al noroeste de Muscat, la capital de Omán
Omar al-Abri, un funcionario de la agencia estatal de noticias Omán News, informó que se confirmó la muerte de una persona ayer después que la policía utilizó gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a los cientos de manifestantes que se lanzaron a las calles en Sohar. Funcionarios de hospitales estatales dijeron que habían muerto al menos dos personas más.
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, se congregaron en la plaza principal de la ciudad pueblo, exigiendo aumentos salariales, empleos para los jóvenes desempleados y cambios de ministros del gobierno.
Omán, gobernada por una poderosa dinastía familiar, constituye el más reciente reto que enfrenta el mundo árabe ante la actual autoridad y deja entrever que las protestas podrían esparcirse en el golfo, con protestas previstas para el próximo mes en Kuwait y en Arabia Saudí.
Omán comparte el control con Irán sobre el Estrecho de Hormuz en la boca del golfo, la ruta de un 40% del tráfico de cisternas petroleras en el mundo.
"Queremos ver que el beneficio de nuestra riqueza petrolera sea distribuido de forma equitativa entre la población", gritó un manifestante con unaltavoz cerca del puerto. "Queremos ver menos inmigrantes en Omán para que haya más empleos para los omaníes", declaró.