Miles de opositores al gobierno sirio de Bashar al Assad salieron a las calles de todo el país después de que el Presidente apareció en televisión, exigiendo que renuncie y coreando "¡Gaddafi ya se fue, ahora te toca Bashar!".

Las multitudes en Homs y otras ciudades reaccionaron furiosas por las declaraciones de Assad y le advirtieron que su régimen será el siguiente en desplomarse, como parece estar ocurriendo con el de Muammar Gaddafi después de 42 años de gobernar Libia.

En declaraciones que ya suenan familiares pero desgastadas, Assad prometió ayer que aplicará reformas de forma inminente, como elecciones parlamentarias en febrero, pero insistió en que el malestar social está siendo manejado por bandas armadas y militantes islámicos, no por verdaderos reformistas prodemocráticos. Agregó que no le preocupa la seguridad en el país y advirtió a otros países que se abstengan de participar en una intervención militar extranjera al estilo de la que se aplicó en Libia. Con sus declaraciones, Assad pareció tratar de mostrar confianza en su régimen pese a que está bajo una creciente condena internacional.

Hoy la agencia estatal de noticias siria dijo que Assad formó una comisión para allanar el camino en la formación de grupos políticos independientes de su Partido Baath, que ha mantenido el monopolio del poder en Siria desde hace décadas.

La oposición rechazó las declaraciones de Assad, diciendo que sus promesas de reforma han perdido credibilidad mientras sus fuerzas abren fuego contra manifestantes pacíficos.

En Hama, otra ciudad central siria que ha sido una fuente de disidentes, hombres armados leales al régimen dispararon sus armas en gesto de celebración durante la noche, después de la aparición de Assad en televisión, y las balas perdidas mataron a dos personas.

En el poblado sureño de Hirak, las fuerzas de seguridad dispararon sobre los manifestantes y cuatro personas resultaron heridas, según el observatorio.