No me considero una mujer de derecha. ¿Y qué si lo fuera? Acá estamos sonados tras la dictadura tremenda que tuvimos. El tema de los derechos humanos se los adueñó cierta parte del país. Eso me molesta. Me dicen que debo entender la desigualdad social... ¿Y por eso me tienen que asaltar? ¿Qué pasa con mis derechos humanos?
Tras la dictadura se ha confundido la autoridad con autoritarismo. Pasamos por un momento tan malo con el gobierno de Pinochet, que ahora hay susto de ponerse los pantalones y ser valientes frente a la delincuencia. Si hablamos de endurecer las penas te tratan de fascista y dicen que uno quiere volver a los tiempos de dictadura. No hablo de un gobierno en particular, sino de un problema mayor. Acá no hay un Estado que ejerza mano dura para combatir la delincuencia.
Me han dado ganas de entrar en política, pero esas son palabras mayores. Son otros los que deben actuar para que cambien las cosas. Siento responsabilidad de hablar sobre los temas que me preocupan. Comprendo mi rol de figura pública, es bueno visibilizar las cosas.
Me encantaría volver a la televisión. Lo encuentro alucinante, lo paso bien y me entretengo. El problema es que hay menos espacios, los únicos programas que funcionan son los matinales y están todos copados. Es mundo muy chico.
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Foto: Marcelo Segura / La Tercera[/caption]
He puesto a mis hijos por sobre el trabajo. Siempre elegí horarios que me permitieran ser una madre muy presente. Ahora que estoy sin trabajo no me aburro por lo mismo. Aprovecho la mañana para hacer trámites y la tarde para estar con mis hijos. El día se va llenando solo.
Al hombre se le permite envejecer en pantalla, a la mujer, no. Ese es un machismo notorio en la televisión. La mujer se mantiene si tienes una estética adecuada, si no la tienes, buscan a otra más joven. También son notorias las diferencias de sueldo. Es un tema del que se habla superpoco, pero los animadores ganan mucho más que las animadoras.
"En Chile, la justicia trabaja a favor de los delincuentes".
Algunos dicen que mi trayectoria ha sido gracias a ser la esposa de Rafael Araneda. No creo que sea una cuestión de género, esas críticas se dan porque somos una pareja en que los dos partimos en televisión. Él ha sido el que ha tenido más éxito. Me molesta que lo digan, porque no es verdad. Cada uno ha trabajado siempre por su cuenta.
Nunca tuve problemas con estar en la farándula. Trabajé muchos años en eso. Me gusta la farándula hecha con respeto, sin cahuines y sin condenar a la gente. Son temas entretenidos y hay que tomarlos así. Nunca me molestó ser parte de la noticia.
De niña soñaba con ser Miss Chile. Era una cosa medio Disney, quería llegar a ser reina. Siempre que veía el concurso pensaba que algún día quería estar ahí. Me presentaba a casting con la esperanza de que alguien me pudiera descubrir.
Por estos días he perdido la capacidad de asombro. Después del robo del que fuimos víctimas tengo una sensación de temor y resignación. Ha sido extraño. Ando lenta y desconcentrada. Paso por momentos de rabia, luego por otros de pena. Me siento entregada. Cuando me bajo del auto pienso que esto me puede pasar de nuevo y que no ofrecería resistencia.
Tuvimos una reunión con una sicóloga y terminamos todos llorando. Esta crisis nos ha unido como familia. Lo que más me da rabia es que hayan tocado a mis hijos. Han reaccionado bien, pero igual los veo afectados.
Nuestro sistema penal trabaja a favor de los delincuentes. Tenemos una justicia garantista para ellos. Cualquier vacío en la investigación, cualquier error es un argumento a favor de quienes roban. Uno tiene que andar con mucho cuidado si quiere que se encuentren culpables. Como país, estamos sonados.