No es sólo un proyecto más para estirar el palmarés artístico.
"Es el cierre de una etapa y el comienzo de una nueva en la forma de decir las cosas, en las orquestaciones, en las reflexiones. No quiero abusar del cariño de la gente que me sigue o sentir que ya está todo dicho, sino que al contrario, me gusta mostrarme como alguien inquieto, que nunca está estático. Esta obra presentará las últimas pinceladas de ese cuadro que implica reflexionar desde el interior de uno, acerca del país, su historia, lo que está pasando; es una forma de trabajar que empecé en Pánico (su álbum debut de 2005) y que ahora estoy cerrando", postula Manuel García frente a Los Habitantes (Bestiario), el proyecto que se estrena este viernes 27 en plataformas digitales, pero que por sobre todo escribe un antes y después en su carrera. Casi una fractura definitiva.
Se trata del álbum de composiciones inéditas que trabajó con el reputado autor chileno de música contemporánea Sebastián Vergara y que fue musicalizado por el conjunto Ensamble MusicActual, dirigido por otra figura de reluciente bagaje, el director orquestal Sebastián Errázuriz.
Ahí el ariqueño enlaza su tono diáfano y evocativo con una instrumentación sobria, donde hay violines, cellos, oboes, clarinetes y percusiones tenues, mientras describe fábulas en que conviven hombres y animales, tal como dictan los bestiarios: el cantautor abandonó la urgencia y el pulso eléctrico de su obra para sonar reposado, como pocas veces en sus últimos años.
"Claramente no es un disco para bailar en la playa, pero alcanza momentos sublimes y mágicos que a la gente le pueden impresionar mucho. Mi idea es que el público popular también pueda acercarse a esta iniciativa, que no parezca un trabajo muy elaborado o algo demasiado intelectual. La gente que me conoce, la audiencia más popular, de seguro va a llegar a esta pieza por mi nombre, pero a partir de ahí puede ir descubriendo otros músicos más anónimos. Es un desafío tratar de equilibrar el gusto masivo con un tipo de música que parece mucho más compleja", advierte el cantante.
De hecho, el trabajo es parte de una saga impulsada desde hace un par de años por Ensamble MusicActual, donde han refaccionado en formato de cámara los clásicos de algunos insignes del pop nacional, como Ana Tijoux, Eduardo Gatti y Joe Vasconcellos. Para subrayar distancia, García no quiso revivir su catálogo más reconocido, sino que lanzó el desafío de facturar nuevas creaciones, entre las que destaca Ya nada debo hacer, el primer single.
El cantautor profundiza: "No quería desperdiciar la oportunidad de trabajar con músicos tan brillantes sólo revisando material antiguo. Entonces empezamos a hacer una experimentación mixta en donde yo iba entregando textos y Vergara los iba musicalizando. La idea tampoco era hacer un gran poema que pudiera opacar la parte musical, hubiera sido, por decir un ejemplo, como poner a Beethoven con textos de Neruda: ambos son tan fuertes que se pueden anular".
A la hora de grabar lo escrito, también hubo un quiebre y una innovación. El álbum fue registrado en vivo y durante una jornada completa en el Teatro Oriente, sin demasiadas tomas y con un ensayo acotado, donde se topó cara a cara con el colectivo que comanda Errázuriz.
"Tenía que grabarse en vivo, por la sonoridad que deseábamos lograr. Me encantaría hacer una gira y poder presentarlo completo. Sería un sueño", define.
Cuando habla de que este disco cierra una etapa, ¿apunta a que ya se aburrió de las formas de trabajar en el pop rock?
Creo que ahora estoy movido por otras cosas, como agregar nuevos colores, rítmicas e instrumentos a mi música, recursos que vienen desde África o Europa, o lo que he conocido colaborando este último tiempo con artistas como Mon Laferte o Calle 13. Quiero ver qué sigue. Ahora me imagino vinculándome a otros artistas, otros nombres y otras formas de trabajo, quizás colaborando mucho más. Me gustan las colaboraciones, es algo que me saca de mi ensimismamiento. Quiero definitivamente ofrecer cosas distintas. Este trabajo me dio la satisfacción de ver la música de otra forma y de tomar otro lenguaje, lo que siempre será gratificante pensando en el futuro.