De Jorge González se han escrito libros, guiones de televisión y hasta una balada en su honor -como hizo Pedropiedra en su último disco-, pero no una biografía que recorriera toda su vida artística, más allá de su etapa al mando de Los Prisioneros. Eso fue lo que pensó el periodista Manuel Maira, que el año pasado comenzó a trabajar en un nuevo libro sobre la mayor figura de la música popular chilena de las últimas tres décadas.
Jorge González: una historia original es el título de esa investigación, que este viernes será presentada en Filsa (19.00 horas en la Sala de las Artes de la Estación Mapocho). Un nuevo título que, a diferencia de publicaciones anteriores como Corazones rojos y Maldito sudaca, repasa la vida del cantautor en base a testimonios de sus cercanos y material de archivo, sin centrarse exclusivamente en el grupo que disolvió por última vez en 2006.
"Siempre la idea fue hacer algo enfocado en la música, que es lo que faltaba. Y es curioso, porque (González) va a ser conocido por siempre por lo que hizo como músico, no porque se metió con no sé quién o se peleó con este otro", explica Maira, autor también de Canciones del fin del mundo (2012) y Bajen la música (2014).
Y aunque no se trata de una biografía "oficial", el solista, que la semana pasada reapareció en los escenarios en medio de su recuperación, dio su aprobación al autor agradeciendo vía mail y contestando algunas de sus preguntas.
¿Cómo surge la idea de este libro?
Siempre me llamó mucho la atención la figura de González. En la época en que empecé a trabajar en prensa le daban duro, me topé con esa realidad de frente: que la manera de encararlo era encontrarle cosas por el lado personal o de los escándalos, mientras el lado de la música siempre lo encontré descuidado, por parte de la prensa al menos. Aparte de lo musical, quería mostrar cómo es él más allá de la construcción que se ha hecho de él, porque en su círculo es un tipo cariñoso, le gustan los gatos, habla como cabro chico y está todo el rato tirando chistes.
¿Ha habido en los últimos años una revaloración del Jorge González músico, por parte de las nuevas generaciones?
Yo creo que ese redescubrimiento es reciente, de los últimos cuatro años. Se pueden hacer mil libros de Jorge González, pero acá siempre al que destaca se le echa para abajo. Jorge también fue víctima de esa mala costumbre, su genialidad siempre ha estado en segundo plano, pese a que, en perspectiva, está a la altura de los más grandes de la música chilena. Siento que las nuevas generaciones están en esa sintonía y yo estoy mucho más alineado con eso que con lo otro.
¿Hubo detalles llamativos o revelaciones que hayan surgido durante la investigación?
La presentación con Los Prisioneros en Viña 2003, donde estuvieron a punto de bajarlos del escenario. También su relación de amistad y trabajo con Beto Cuevas y Álvaro Henríquez. Y la historia de su recuperación. Pero además, lo atípico de su vida, distinta a la del resto. Yo tengo la teoría de que él siempre estuvo adelantado a su época, no sólo en la música sino también a nivel de discurso. Cuando cayó en las drogas va y lo cuenta en televisión, en una época en que era súper tabú. O cuando apoyó a Gladys Marín diciendo que sería bueno para Chile tener una presidenta mujer.
¿No habló con Claudio Narea y y Miguel Tapia?
Con Narea no quise y a Tapia lo contacté al comienzo pero nunca me contestó. No insistí mucho porque quise separar el libro lo más posible de Los Prisioneros. Los fanáticos pueden enojarse, pero él (González) es el genio de Los Prisioneros y el resto aparece lo justo y necesario. No quise profundizar en la historia de Los Prisioneros, que creo que ya está contada.