A 100 kilómetros y 90 minutos al norte de Santiago hay un viejo algarrobo que atrae todo lo que pasa por delante. Hace siglos lo hizo con las carretas enyuntadas en bueyes y hoy lo hace con los automóviles. Le dicen "el árbol magnético", pero en rigor el magnetismo es del terreno en que se enclava. Por ahí, cerca de las Termas de Jahuel, pasó la cineasta española Isabel de Ayguavives en su primera visita a Chile. Diez años después, debuta en el largometraje con una película que transcurre en esa zona. Su nombre no podía ser otro: El árbol magnético.
La película, una historia de reencuentro familiar que se estrena pasado mañana, tiene un elenco mayoritariamente chileno y una de sus protagonistas es Manuela Martelli. El otro es el español Andrés Gertrúdix, que hace de un chileno que regresa a la casa de veraneo familiar tras 10 años en el extranjero. Llega más delgado que de costumbre, con un oficio bajo el brazo y un acento que ya no es chileno, sino madrileño. Se llama Bruno y su contraparte en Chile, su prima Marianela (Manuela Martelli), lo mira, lo vuelve a mirar, piensa y vuelve a pensar. Alguna vez hubo algo entre los dos.
Película de atmósferas y sugerencias, El árbol magnético llega precedida de buenas críticas en España, donde se exhibe desde la semana pasada. Calificada por el diario El Mundo como "una obra hermosa y conmovedora", la cinta de Isabel de Ayguavives es también la octava experiencia de Manuela Martelli en una producción internacional en apenas 11 años de carrera fílmica. El año pasado estuvo en la germano-chilena El futuro y la mexicano-boliviana Olvidados, y este año participa en la italiana Il mondo fino in fondo y la argentino-chilena Dos disparos, que se presenta el próximo lunes en el Festival de Locarno. Además, el 22 de agosto estrenará Chanel number 5, en el Teatro del Puente (ver recuadro).
"Es curioso, pero las últimas películas que he hecho han sido todas coproducciones. Creo que las fronteras se van haciendo cada vez más difusas en el cine, cosa que me parece muy interesante. Me encanta la idea de conocer otras historias, culturas, personajes y paisajes", dice Manuela Martelli, que además escribe el guión de su debut en la dirección. La película se llama Coraje, la produce la cineasta Dominga Sotomayor y es la historia de una mujer de 50 años que vive entre dos frustraciones: haber dejado sus estudios de Arte a medias y un matrimonio fracasado. Transcurre en 1976, pero es un proyecto que aún espera nuevos fondos estatales.
Sobre su relación con la directora española Isabel de Ayguavives, comenta: "Vi algunos de sus cortos, leí el guión y noté siempre la delicadeza en la intimidad. Tiene una gran sensibilidad. Me pareció muy interesante su mirada a la familia chilena. A veces hay cosas de las que uno no se da cuenta por estar demasiado cerca. La visión de un extranjero es distinta", cuenta Martelli.
En efecto, la película realiza un retrato humano de la chilenidad: una familia reunida en una casona cerca de San Felipe. Entre los actores están Gonzalo Robles, Catalina Saavedra, Daniel Alcaíno y Blanca Lewin. Son primos, tíos y esposas que viven de los buenos recuerdos y beben hasta dormir.
"En El árbol magnético la historia es muy cotidiana; le podría ocurrir a cualquiera. Para mí lo interesante es cómo una trama que parece muy simple, está llena de complejidad. Creo que justamente esa complejidad está puesta en la atmósfera", explica Martelli. "Y en esa capacidad de trabajar las atmósferas más que la historia, la película se parece a El futuro, de Alicia Scherson. Por otro lado, en El árbol... hay un amor platónico y existe nostalgia por la niñez. En el caso de Marianela y Bruno hay una separación justo en ese momento de transición entre la niñez y la adolescencia. Quedó en el aire y la distancia hizo crecer la fantasía", agrega,
Sobre sus experiencias internacionales recientes, la actriz, de 31 años, reconoce que hay de todo: "Son cosas muy distintas. La de Olvidados fue una experiencia latinoamericana. Había actores de Argentina, Bolivia y Chile. La película es una historia de ficción sobre la Operación Cóndor. En Il mondo fino in fondo se cuenta la historia de un italiano que viaja a Chile en busca de un amor y aquí se da cuenta de que el chico del cual se ha enamorado en realidad tiene una novia. Y Dos disparos, del argentino Martín Rejtman, fue como un sueño hecho realidad. Adoro las películas de Rejtman (Los guantes mágicos) y me fascina su humor. Fue muy exigente, tuve que hacer de porteña y aprender a tocar la flauta, entre otras cosas".