Aislado, lejos de la prensa y de la afición que lo cuestionan, Diego Armando Maradona, seleccionador de Argentina, arenga a sus jugadores mientras busca un once ideal para la "final" de mañana en Paraguay.
El clima está enrarecido. En cuestión de días, se pasó de la euforia previa al supeclásico con Brasil a la incertidumbre y la inestabilidad tras la derrota por 3-1 en Rosario.
Sin tiempo para reponerse del golpe, a diferencia de lo que pasó después de la histórica paliza por 6-1 que le aplicó Bolivia en la altura, Maradona se encerró con sus jugadores en el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y reaccionó con varios cambios en su plantel titular. Sigue buscando al equipo ideal 10 meses después de su llegada.
Muestra de ello es que podría probar ante Paraguay a su tercer arquero desde que es director técnico: Sergio Romero, quien debutaría con una prueba de fuego.
El "10" cortó el contacto con la prensa y conversó con cada uno de sus jugadores bajo la mirada atenta del presidente de la AFA, Julio Grondona, en el predio de Ezeiza.
Maradona sacudió a sus jugadores con un nuevo golpe de timón para dejarles en claro que ante Paraguay los "albicelestes" dependerán de sí mismos para sortear este momento tan difícil.
Argentina es cuarta en las eliminatorias camino del Mundial de Sudáfrica 2010, pero está en peligro hasta la quinta plaza, la que da derecho al repechaje.
Sabe además que otra derrota pondría bajo cuestionamiento su continuidad como entrenador, el gran sueño de su vida que comenzó a hacer realidad a fines de 2008 con el enorme desafío de remontar una selección de estrellas sin identidad propia.
Argentina lidera el historial con Paraguay en eliminatorias con cuatro victorias en trece partidos jugados por un solo triunfo de los guaraníes. Pero los "albicelestes" llevan cinco partidos oficiales sin vencer a Paraguay y en sus últimas dos visitas a Asunción no pudieron imponerse.