Lo que sucedió en la edición 2013 del tradicional Maratón de Boston es algo que aún permanece en el recuerdo de los seguidores del deporte en el mundo. Aquel lunes 15 de abril, 24 mil corredores daban vida a una competencia que se realiza ininterrumpidamente desde 1897, pese a convivir con crisis económicas severas como la de 1929, o las dos guerras mundiales. Todo iba normal, hasta que dos bombazos en la zona de meta cobraron la vida de tres personas y dejaron a otras 264 heridas.
Por esa razón es que la prueba que se corre hoy -y que congregará a 36 mil atletas provenientes de distintas partes del mundo- estará marcada por las extremas medidas de seguridad. Entre ellas: Nadie podrá acercarse a la competencia con mochilas grandes ni coches de guagua sin ser revisados. Tampoco se podrá correr con botellas de vidrio, ni con dispositivos de hidratación que sean grandes. En suma, nada que mida más de 38 centímetros.
Del total de 36 mil atletas, una milésima parte proviene desde Chile. De esos 36 nacionales, siete de ellos pertenecen al club Road Runners, encabezado por el atleta y entrenador Pablo González.
"Sabemos que este año hay grandes medidas de seguridad", admite González a La Tercera, quien resalta una gran novedad respecto de otros maratones que se corren en el mundo.
"Este año, llegó a las casas por correo un kit con un pasaporte, que explica por dónde se puede pasar, lo que se puede llevar o no. Vienen todas las medidas y precauciones", cuenta. Al respecto, cabe explicar que en las ediciones anteriores de Boston y en otros "majors" lo común es que a los participantes de cualquier país les llegue por correo electrónico el número, "y con ese número uno se dirige a retirar el kit. Ahora el kit llegó a la casa".
A un año del atentado, en el equipo aseguran que no hay lugar para el miedo. "Estamos en contra de que se ataque el espacio público, el espacio del deporte. Y uno no debe dejarse intimidar con ese tipo de eventos. Hay que seguir haciendo la vida", asevera.
Por otra parte, la parte estrictamente deportiva es un factor decisivo para participar este año: "Boston es el único maratón que exige tiempos de clasificación para ser aceptado, y aquí está el 10% de los mejores corredores del mundo. Clasificar y correr Boston es un sueño. Es un evento muy importante. Eso es lo que realmente pesa para participar", dice.
¿Es realmente posible correr sin pensar en lo que pasó hace un año, o bien hacerlo sin temor? Para González, la respuesta es afirmativa. "Cuando uno va corriendo, es tanta la motivación de llevar el cuerpo al límite que es imposible pensar en eso (los atentados y el miedo). Al menos, en nuestro equipo, hemos trabajado para no ir con temor", recalca.