La primera intención de bajar el récord mundial en el maratón quedó en nada. Fue una gran decepción ver como en la partida del Maratón de Dubái, el etíope Kenenisa Bekele se desplomó sin siquiera recorrer tres metros, truncando de inmediato la aspiración de bajar de las dos horas, dos minutos y 57 segundos.
A eso fue Bekele, a intentar transformarse en el primer atleta en adueñarse de las plusmarcas en los cinco mil y 10 mil metros (12'37"35 y 26'17"53, respectivamente) y el maratón, pero todo se truncó apenas comenzó. No pudo continuar a buen ritmo ni menos alcanzar al pelotón de punta, abandonando, acalambrado del gemelo izquierdo, recién superando los 21 kilómetros. "Volveré a intentarlo en Londres", aseguró el viernes el fondista, de 34 años de edad.
Fue el primer intento de este año, en una carrera que más que en el asfalto, se disputa en los laboratorios. Hace dos años, apenas Dennis Kimetto batió en Berlín el récord mundial del maratón, que de inmediato surgió la idea de bajar aún más la marca. Ahí apareció el fisiólogo y científico australiano Yannis Pitsiladis, de la universidad de Birmingham, quien se decidió en llevar la épica al límite.
¿Es posible que el ser humano corra 42.156 metros en menos de dos horas? Esa fue la pregunta que se hicieron él y Haile Gebrselassie, dueño del récord en 2007 (2.04'26") y 2008 (2.03'59"). Concluyeron en que el límite no era humano, sino económico. "Apenas se ha aplicado ciencia al entrenamiento del maratón", dijo Pitsiladis.
Terminar un maratón en 1.59'59" o menos, equivale a correr de forma consecutiva, sin siquiera descansar entre una serie y otra, 422 veces los 100 metros planos en 17 segundos cada uno, es decir, una carrera a una velocidad de 21 kilómetros por hora.
Ambos establecieron que para hallar la forma de conseguirlo se necesitaban cinco años. Apenas han transcurrido tres y ya hay tres atletas dispuestos a hacerlo: el keniata Eliud Kipchoge, el etíope Lelisa Desisa y el eritreo Zersenay Tadese, todos captados por el proyecto Breaking2, de Nike, que entre otras innovaciones, creó unas zapatillas con una planta de fibra de carbono capaz de absorber hasta 54% de energía en cada pisada.
Los tres no correrán en los Mundiales de Atletismo de Londres sólo para conseguir la hazaña, donde esperan bajar una marca que el propio Bekele considera imposible. Será en mayo, pero aún no hay claridad en la fecha ni el lugar; de ser en un circuito cerrado, la marca podría quedar invalidada, pero aquí no importa eso, sino llevar al límite al cuerpo humano.
2017 será un año apasionante para el fondismo. Ahora toca esperar si la ciencia puede romper los límites, si no, al menos apoyar en bajar aún más la marca de los 42k.