El destacado diseñador estadounidense Marc Jacobs cerró ayer la quinta jornada de la Semana de la Moda de Nueva York, en la que presentó su última colección Primavera-Verano 2010. En ella, Jacobs propone una línea romántica, inspirada en el ballet clásico, la ópera y el teatro, todo esto bajo una estética muy oriental.

Ni siquiera la aparición de Madonna, Lady Gaga o el famoso bloggero Pérez Hilton entre los asistentes al front-row del desfile de Jacobs pudieron distraer a la audiencia de la espectacularidad de la colección del modisto neoyorquino.

Si bien el espectáculo lo abrió con un clásico y convencional impermeable con un cinturón por encima de la cintura, más adelante, Jacobs sorprendió combinando chaquetas de corte militar, con muchas polleras, a veces largas hasta el suelo, otras tan cortas que parecían tutús. También hubo estrafalarios y brillantes vestidos de lamé, abrigos de encaje, ropa interior satinada (que iban por encima de la ropa) y trajes de lentejuelas blancas y negras.

Sus ropas claramente inspiradas en el ballet clásico, estaban mágicamente transformadas con toques modernos. Es así como a la clásica chaqueta sastre le incorporó vuelos en el cuello y en los bolsillos, o al traje listado de dos piezas se le sumó un corsé por encima de la chaqueta.

Lo que más llamó la atención fueron los minivestidos llenos de vuelos que a veces llegó a niveles exagerados. Con composiciones muy recargadas, y coloridas que daban cuenta de un trabajo detallista y muy elaborado.

A diferencia de su colección pasada, en donde predominó la estética ochentera y los colores flúor, esta vez Marc Jacobs optó por una paleta de colores neutros como el rosado, el gris y el blanco.