En la tele hay que tener un personaje. ¿Cuál es el suyo?
No tengo un personaje. En realidad, soy como soy. Muy pasional. El argentino es así, de discutir, de ser como en la casa, o con amigos. La gente valora eso. En Fox y ahora en TVN.
Fue cantante. ¿Cómo llegó a eso?
No fui cantante, compuse un tema. Me encanta la música, me apasiona, me emociona. Respeto mucho a la gente que crea, a los artistas. Me salió la oportunidad mediante Keko Yungue, del que estoy súper agradecido. Grabé una canción y canté en el Festival de Viña del Mar.
¿Se sienten más nervios en una final o frente al Monstruo?
Estar en Viña fue el momento en que más nervioso estuve en mi vida. Ni en una cancha con setenta mil personas sentí tanto miedo.
¿Algún hit quedó guardado?
No. Hace tiempo que no hago nada. Es que necesitas estar tranquilo para eso. Tengo un par de canciones, no grabadas, sí compuestas.
¿Qué siente cuando va manejando y ve su rostro en anuncios de ropa y de programas de televisión?
Me da vergüenza. No me gusta verme, ni en fotos ni en la tele. Menos escucharme, verme en programas deportivos. Trato de cambiar el canal o la radio cuando salgo.
¿Por qué?
No sé, es mi forma de ser. Soy extraño. Cuando jugaba tampoco me gustaba verme.
¿Todavía quiere ser presidente de Colo Colo?
Sí, me gustaría, pero no me quita el sueño tener un cargo. Me encantaría que Colo Colo vuelva a ser un club social, que vuelva a tener su sede y darles muchísima participación a los socios. Tranquilamente, con la cantidad de hinchas que tiene, Colo Colo podría ser de los equipos con más socios en Sudamérica.
¿Es posible?
Claro. Un club bien administrado gana plata. Si no gana es porque no lo hace bien. Que no me vengan a decir que no ganan plata. Acá, no ganan plata porque no lo administran bien. Aunque no me refiero a ganar plata para enriquecerse, sino para hacer crecer al club.
¿Cómo es hoy su relación con ByN?
No está ni estuvo nunca. A mí no me interesa tampoco. Sé que soy persona non grata para ellos, porque no les gustan las personas que los critican. Y yo no los critico sólo por criticar. Ha pasado mucha gente turbia por Blanco y Negro. Mucha. Y sigue pasando.
¿Por eso no lo citan a homenajes?
Cuanto más me sacan, más adentro estoy de la gente. Son tontos. La gente se da cuenta, no sé qué pretenden. No estaré en el estadio, en el mural, no me nombrarán, pero la historia no se puede borrar.
¿Cómo recuerda su paso como entrenador por la banca alba?
Recuerdo que lamentablemente pasaron cosas que yo no estaba dispuesto a tranzar. Ahora, para seguir trabajando, los técnicos tienen que dejar pasar ciertas cosas, hacerse los tontos. Mira lo que pasó en la Selección, con Pizzi. Yo prefiero no trabajar en vez de hacerme el tonto. Hay situaciones que no puedo aguantar, porque nunca las hice.
¿Usted lo dice por Eugenio Mena?
Claro. Si yo no tomé nunca ni menos manejé curado, no puedo justificarlo. Las personas que lo justifican son las que lo hicieron o lo van a hacer.
¿Y qué le pasó en Colo Colo?
Pasaron cosas raras, los dirigentes lo sabían. Me lo dijeron a mí en el principio y yo no quise tomar ninguna decisión. Traté de manejar el tema, pero no pude y cuando dije que no podía convivir con esas cosas, ellos no me respaldaron.
¿Qué cosas raras sucedían?
Conductas poco profesionales. Yo tampoco quiero ahondar más, pero eran conductas que yo no compartía, que no las hice como jugador y menos como técnico. Tengo derecho a aceptar con quien trabajo y con quien no, pero también tengo que tener el respaldo de los dirigentes y no lo tuve. Pero ya está.
¿Han cambiado los códigos?
Sí, cambiaron. Hay jugadores que son súper profesionales, que sí tienen códigos, pero ahora los jugadores no se comprometen. Es difícil que defiendan al técnico a muerte. Cuando la mano viene mal, el jugador se lava un poco las manos y que se las arregle el técnico. Antes, si el técnico te trataba bien, uno hacía lo posible para que no se fuera. Me acuerdo de Arturo Salah, que lo fuimos a buscar como dos veces a la casa para que no renunciara.
¿Verdad?
Sí, sí. Cuando llegué el '88, ese equipo estaba colista. Había quedado fuera de la segunda fase de Copa Libertadores y a Arturo la gente lo quería matar. Cuando renuncia, había tanta confianza con él, tanta buena onda, que al principio los jugadores más grandes fueron a buscarlo, después ya fuimos todos.
¿Dirigirá en el futuro?
Uno nunca sabe, pero creo que no. Es que no lo disfruté, ni cuando me fue bien.
El otro día, en Fox, usted criticó una valorización que Borghi hizo sobre la dictadura en Chile.
Es un tema muy sensible en Chile, genera mucha odiosidad. Yo no quise ahondar más, pero sí te puedo decir que para mí nada justifica una dictadura, ni que el país esté mal económicamente, ni que esté desordenado. Respeto mucho las opiniones y esa es la mía, simplemente no estoy de acuerdo.
¿Está bien que un futbolista dé su opinión en otros ámbitos?
A mí me parece bien, siempre que no se le falte el respeto a nadie, sobre todo en Chile, donde la gente estuvo muchos años sin decir lo que sentía. Tener la libertad para decir es maravilloso.
¿Por qué muchos futbolistas se limitan sólo a hablar de fútbol?
Está la etiqueta, que también nos la ponemos nosotros, como por ejemplo con Mena, que es que somos ignorantes, que no podemos decir dos palabras seguidas, que somos brutos y un montón de cosas que se generalizan y no son así.
¿Prejuicios?
Sí, son prejuicios, pero que muchas veces son culpa de nosotros. Tienen que ver con las cagadas que nos mandamos, cuando uno no sabe hablar y no se prepara.
¿Usted es de izquierda, centro o derecha?
¿Yo? He hecho goles por la izquierda, por el centro y también por la derecha.
Jajaja.
No… Yo no tengo una ligazón a un sector. Mi papá siempre fue peronista. Peronista de Perón. Me gusta que el trabajador y el pueblo estén bien.
¿Usted vota en Chile?
Podría votar acá, pero no, no voto.
¿Por qué no?
Es que en Argentina no voté tampoco. Me interesa, sigo las elecciones, pero no voto.
¿Algún candidato que le llame la atención en Chile?
No, ninguno. Hay uno que no me llama la atención, por el único que no votaría.
¿Quién?
No te lo voy a decir.