Siendo las 11.00 A.M. del jueves, termina la última sesión de la Comisión de Hacienda en la Cámara, que acaba de aprobar el artículo primero de la reforma tributaria del gobierno que elimina el Fondo de Utilidades Tributarias (FUT), medida considerada como el motor del proyecto impositivo. De la instancia sale el jefe de la bancada PS, Marcelo Schilling, quien aborda las aristas políticas de la reforma, considerando que desde el mismo oficialismo, en especial desde la DC, se han presentado reparos al texto del Ejecutivo.
¿Cuáles son los límites de la discusión por la reforma tributaria al interior de la Nueva Mayoría?
Sin duda que la presentación de sugerencias es parte de la esencia del trámite legislativo. Ahora, nuestra posibilidad de hacer indicaciones tiene que ver con mantener el objetivo principal de la reforma, que es condición sine qua non de la realización de todas las demás reformas del programa. Si falla ésta, fallan todas las demás, no hay necesidad ni de sentarse a discutir las demás reformas. No es que no hay espacio para hacer indicaciones, pero éstas deben estar dentro del parámetro inicialmente fijado con los compromisos del programa de gobierno.
Los principales reparos a la reforma vienen desde la DC...
Ellos quieren ser los protagonistas para responderles a su ciudadanos y electores más directos. Pero aquí hay un compromiso esencial con el monto a recaudar: US$ 8.200 millones.
Al interior del bloque resintieron el encuentro de la DC con sus expertos para fijar posición por la reforma. También han presentado informes críticos. ¿No le dice nada?
A mí no me molestan estos esfuerzos de la DC por posicionarse en el centro. La gracia de la Nueva Mayoría es la alianza entre el centro y la izquierda. Más allá de los afanes de la DC de posicionarse tan fuerte en el centro, me preocuparía más si no existiera un acuerdo profundo entre el PPD y el PS de actuar mancomunadamente para sacar los compromisos del programa. Así que yo no critico a la DC, al contrario, me parece bien, con la condición de que PS y PPD vayamos juntitos de la mano.
¿Cuánta fidelidad se le puede pedir a la DC con el programa? Además, la Falange ha resentido haberse quedado "fuera de la foto" en educación...
Cuando vino el ministro Eyzaguirre a conversar con la bancada socialista, yo le pregunté quiénes eran los socialistas que estaban en cargos de responsabilidades en el Ministerio de Educación. Balbuceó y después dijo algunos nombres y todos nos quedamos mirando, preguntándonos si esos nombres eran socialistas o no. Desgraciadamente, no hay dos ministros para un mismo cargo y lo sentimos mucho por la DC. Para la próxima vez que nombremos un ministro de Educación, nombraremos a un DC. Pero no se preocupe, aquí estamos todos en el mismo carro.
¿Qué pasa si por las indicaciones y críticas a la reforma tributaria no se cumple la meta de aprobarlo antes del 21 de mayo en la Cámara?
Sería malo. Porque así como cada uno usó en sus campañas la foto de la Presidenta Bachelet al lado, lo cual a todos nos dio un plus, también a esta fecha del 21 de mayo nos comprometimos voluntariamente todos, sin que nadie nos presionara. No sería una buena cosa.
¿No se ha sacralizado el programa? ¿Qué gobierno termina con la totalidad del programa cumplido?
Discúlpeme, pero yo soy un agnóstico. Si no tengo la soberbia en una cosa tan trascendente sobre si Dios existe, también por el programa me quedo con la duda. Pero yo me guío con una cosa esencial: el programa es una carta de navegación. Los que dicen que el programa es sagrado, es una forma de descalificar el asunto. Yo les pediría que no sean ofensivos, porque aquí hay nuevos beatos que creen en la ortodoxia del modelo neoliberal, que sólo ha dado concentración de la riqueza.
Hace una semana, usted señalaba que los resquemores por la reforma tributaria tenían un "ingrediente de lucha de clases".
De tanto que se le ha dejado citar y tanto que se le ha echado tierra al pensamiento de Carlos Marx, como que se había olvidado esto. Ahora ha resucitado en todo su esplendor y vemos a los ricos arrinconados en sus castillos, tratando de resistir estas hordas que quieren tomar por asalto al futuro y que piden justicia. Un espectáculo que vemos cotidianamente en la Comisión de Hacienda y que lo veremos en la sala.
¿Hay temor a los cambios que plantea el programa?
Yo creo que sí, y hay ofuscación, porque saben de la necesidad social de hacerlo. Pero lo que más les molesta es que se está haciendo con respeto absoluto a la legalidad y no tienen cómo llamar a un golpe de Estado, esa es la verdad. No hay pretexto, todos vamos respetando las normas del juego.
Similar a lo que se planteaba en la Unidad Popular...
Sí, pero usted sabe que hubo pillerías que yo asumo, resquicios, tomas de fábricas. No fueron las adecuadas y sirvieron de pretexto para el golpe de Estado. Pero ahora, nada de eso hay. ¿Dónde están los resquicios legales? No hay.
En los partidos se acusa falta de pedagogía para aterrizar los alcances técnicos de la reforma tributaria. ¿Comparte ese análisis?
Si el gobierno hubiera preparado materiales con anticipación, la derecha hubiese dicho: 'Ven, aquí esta la prueba de la aplanadora'. Asumo que hay un déficit comunicacional para defender la reforma y se pueden mejorar los materiales de apoyo para ello. Hemos tomado nota del asunto y espero que subsanemos esa discusión, porque esto va continuar hasta junio.