"Eo, Eo, Eo, por fuera viene ME-O". La frase es el sello de los afiches de la nueva etapa de campaña del candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami. La ofensiva busca marcar un contrapunto claro y evidente: durante los próximos dos meses el foco de atención de la carrera presidencial estará puesto en las primarias del oficialismo y la oposición.
La situación dejará al abanderado del Partido Progresista (PRO) durante dos meses fuera de la primera línea. Un escenario para el que, dice, se encuentra "más preparado" que en su primera aventura presidencial en 2009. Casi tres años después del 20% obtenido en primera vuelta y su posterior decisión de votar por Eduardo Frei en la segunda vuelta, el ex diputado realiza su primera autocrítica.
La inscripción de las primarias y la desactivación de la amenaza de Andrés Velasco de bajarse del proceso en la oposición encauzó la carrera presidencial. ¿Qué hace pensar que una candidatura como la suya pueda tener éxito corriendo por fuera?
Es un desafío que ya viví el año 2009. En esta misma fecha estábamos en una situación bastante más precaria. En marzo y abril eran las primarias de la Concertación. Pasado ese proceso se instaló con nitidez nuestro proyecto, se comunicó mejor. Ahora viene un desafío de lograr comunicar un ideario y una visión de sociedad. Yo reparo que al día de hoy mis diferencias con lo que he leído de Bachelet no son de programas de gobierno, son de visión de sociedad.
En 2009 su candidatura se dio en un escenario más abierto que hoy y era vista como una opción alternativa. ¿Qué diferencia puede marcar hoy en un escenario más cerrado?
Si Bachelet está realmente comprometida por cambiar el binominal se habría preocupado en marzo de que sus partidos hicieran primarias para todos los cargos. No es cierto que esté preocupada del binominal. Nosotros ofrecimos un acuerdo y no se quiso hacer primarias para todos los cargos, es la evidencia de que quieren mantener el binominal. La Concertación y la derecha para estos efectos son lo mismo. Estamos fuera del duopolio. Vivimos un proceso de construcción colectiva juntando las firmas, cumpliendo con la ley. Hemos atravesado un camino que muy pocos se han atrevido, que es el ser un partido de ruptura. El partido es parte de un movimiento mayor, lleno de progresistas y que va a triunfar.
¿Qué ventaja puede sacar esta vez cuando su discurso antipartidos ya ha sido asumido por otros actores, como el propio ex ministro Andrés Velasco?
El 2009 no levantó la voz ni una vez. Hizo un puerta a puerta por Eduardo Frei y nunca levantó la voz para denunciar la cutufa que estaban armando. El 2010, el 2011, ni el 2012 levantó la voz para construir un acuerdo programático. Nunca levantó la voz para hacer primarias de alcaldes y en 2013 no hizo ni un esfuerzo para apoyar un gran acuerdo de primarias en todos los cargos. Andrés Velasco es el único candidato independiente que no ha juntado una sola firma. Tiene cinco firmas: (Osvaldo) Andrade, (Ignacio) Walker, (José Antonio) Gómez, (Jaime) Quintana y (Guillermo) Teillier. Y, además, los extorsiona a último minuto, cuando se da cuenta de que no le conviene estar en la primaria.
¿Cómo buscará descontar la ventaja de Bachelet, que podría llegar más fortalecida a primera vuelta con un triunfo holgado en las primarias?
No reconozco a Bachelet. No es la misma que conocimos antes. La noto más conservadora, más asustada, más secuestrada, con menos liderazgo, aislada, más frágil políticamente. Menos convencida. Se nota que lo está pasando mal. No se sabe lo que piensa. Hace anuncios programáticos y los manda a comisión al día siguiente. Es muy inquietante que un candidato a Presidente de la República no sepa qué quiere hacer con la Constitución a siete meses de la elección presidencial.
Hace poco, usted señaló que la explicación de su decisión de votar por Frei en segunda vuelta en 2009 "no fue perfecta"... ¿Está arrepentido?
Nunca he creído que mi mensaje sea que si no gano yo es el caos. No tengo el monopolio de la moral. No gané en primera vuelta, y en segunda vuelta, el futuro de Chile no dependía de mí. Yo no gané y cometí un error de forma al anunciar mi voto. Entre que declaré libertad de acción y anuncié mi voto hubo un espacio demasiado largo. No volveré a cometer el error de la presidencial de 2009. Pensé que entre la primera y segunda vuelta la Concertación iba a corregir sus errores. Me equivoqué. La Concertación y sus dirigentes son incorregibles. No hay remedio para ellos. No tengo dudas, mi voto hacia Frei no iba a cambiar el resultado de la elección, como lo decían entonces todas las encuestas. Igual iba a ganar Piñera. Lo hice con dolor de guata, sin entusiasmo ni alegría, la forma no fue buena. Creo que no estuvo bien.
¿Eso implica que si no pasa a segunda vuelta, esta vez no respaldará al candidato opositor que sí lo haga?
Pasaré a segunda vuelta. Hoy, en el mes de mayo, tenemos más apoyo que el 2009, tenemos un partido, varios libros publicados, sigo recorriendo Chile , universidades. Estamos más confiados y acompañados.