Mujeres. Hermanos. Política. Suicidios. Estos cuatro tópicos son rápidos pincelazos que sirven para pintar a grandes rasgos la obra de Margarethe von Trotta, uno de las referentes del llamado Nuevo Cine Alemán junto a Wim Wenders, Werner Herzog y Rainer Werner Fassbinder.
Cineasta de militancia feminista y de izquierda, Von Trotta es una de las principales invitadas al Noveno Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic), que se realizará entre el 23 y el 31 de agosto. La autora será miembro del jurado del encuentro y al mismo tiempo se hará una muestra de cinco de sus películas. Estas son, tal vez, las más representativas de su carrera: Rosa Luxemburgo (1986), La promesa (1995), Rosenstrasse (2003), Visión (2009) y la reciente y celebrada Hannah Arendt (2012).
Sanfic, como siempre, es organizado por la Fundación CorpArtes y presentado por CorpBanca.
Margarethe von Trotta realizó su primera cinta en 1975, a los 36 años: se trató de El honor perdido de Katarina Blum, adaptación de la novela homónima de Heinrich Böll. La producción fue codirigida con Schlöndorff y ya tocaba los temas recurrentes en su obra. El paisaje de fondo es el agitado clima social de la Alemania de principios de los años 70, con el movimiento Fracción del Ejército Rojo en plena acción.
En el Sanfic 9 la muestra dedicada a Von Trotta parte con Rosa Luxemburgo , película que en 1986 logró la Palma de Oro a Mejor Actriz en Cannes para Barbara Sukowa en el rol de la revolucionaria Rosa Luxemburgo. No es una película de medias tintas y, por el contrario, es el retrato de una radical. Rosa Luxemburgo comienza como dirigente socialdemócrata para luego fundar el Partido Comunista Alemán. Como consecuencia paga un alto precio en la beligerante Alemania de la Primera Guerra Mundial y es asesinada de un culatazo en la cabeza en 1919.
La directora berlinesa, cuyas simpatías de izquierda no enceguecen su lucidez política, abordó la realidad de la Alemania divida en La promesa, otro de los filmes que llegan a Sanfic. El drama es mayúsculo y rastrea los pasos de un grupo de amigos que en 1961 buscan cruzar el Muro de Berlín. Uno de ellos, el novio de Sophie, no lo consigue y es arrestado. Con el paso del tiempo, Konrad y Sophie intentan reunirse. En 1968, cuando más cerca están de recomenzar una vida en Praga, las tropas soviéticas entran a la ciudad.
También llega al encuentro Rosenstrasse (2003), película por la que Katja Riemann ganó la Copa Volpi en el Festival de Venecia. Describe el poco conocido episodio de las esposas no judías que en la Alemania nazi de 1941 organizaron masivas protestas para recuperar a sus esposos judíos.
Del año 2009 es Visión, donde Barbara Sukowa es Hildegard von Bingen, la primera mujer compositora de la historia. En pleno siglo XII, en un estricto monasterio benedictino, Von Bingen desafía los códigos de la época y llega a ser líder en su claustro. Escribe sobre medicina, compone música, dice tener visiones constantes de Dios y es honrada por casi todos en la orden. También tiene problemas, por supuesto, y he ahí que otra vez Von Trotta muestra los conflictos de la mujer en la sociedad que le tocó vivir.
El ciclo se cierra con Hannah Arendt (2013), estrenada en el último Festival de Toronto, otra vez con Sukowa en el rol de la filósofa alemana. La trama describe el episodio de 1961, cuando Arendt fue enviada por la revista The New Yorker a cubrir el juicio al criminal nazi Adolf Eichmann. Ante el asombro de muchos, Arendt sostuvo que el acusado estaba más cerca de ser un burócrata del exterminio que de la bestia negra pintada en los medios. Acuñó, para describir su comportamiento, el célebre término "banalidad del mal".