En poco más de una semana comenzará a regir la nueva Ley de Etiquetado de Alimentos, que obliga a informar los nutrientes críticos en los productos. Con esto, Chile se convertirá en el segundo país de Latinoamérica en normar este rotulado después de Ecuador, que en 2014 puso en vigencia un semáforo que alerta los altos contenidos de azúcar, grasas y sodio. La Tercera conversó con la ministra de Salud Pública ecuatoriana, Margarita Guevara, para conocer su experiencia en la puesta en marcha de la norma. "La aplicación del reglamento llevó un tiempo prudente, hasta que luego la industria pudo cumplir con los compromisos", indica la autoridad.
En Chile hubo una extenso debate con la industria para poner en marcha el nuevo etiquetado. ¿Cómo fue en el caso de Ecuador?
Tuvimos que aplazarlo 180 días, luego 90 más. Se les dio plazo de un año a los pequeños productores, y al fin, esto se ejecutó.
¿Cómo fue la discusión allá?
El Ministerio de Salud Pública tuvo muchas reuniones con representantes de la industria, para socializar la propuesta de la norma sanitaria, donde se debatió ampliamente la aplicación del sistema gráfico. Hubo reacciones de diferente índole, prevaleciendo una reacción positiva. La industria de alimentos se resistía a ser regulada, entonces, al inicio de la aplicación del reglamento, existieron inquietudes de orden técnico, ante lo cual se dispuso un tutorial online, para que la industria fuera asesorada, producto por producto, en la aplicación del etiquetado.
¿Las firmas recurrieron a medidas legales para detener la norma?
No, pero trataron de retardarla y son los productores de lácteos los que se resisten y quisieran que el semáforo desaparezca, porque para ellos todo alimento procesado tiene su inversión, pero lo importante es que, a un año de vigencia, la industria reformuló sus productos con el propósito de disminuir las concentraciones de los componentes críticos. Porque a la par que se trabajaba con los productores, también se iba socializando con la ciudadanía. Mientras la industria se sentía afectada, la población requería de esta herramienta.
¿Cómo era la situación de obesidad en Ecuador antes del semáforo?
Según la encuesta nacional de salud y nutrición de 2012, el sobrepeso y la obesidad, afectan a todos los grupos de la población, alcanzado niveles de una verdadera epidemia.
¿En qué consiste el semáforo?
El objetivo es regular y controlar los contenidos de los alimentos procesados para el consumo humano, a fin de garantizar el derecho a una información oportuna, clara, precisa y no engañosa. Se regulan las grasas totales, azúcares y el sodio. Tenemos el color rojo, que es concentración alta; el amarillo, que es media; y el verde, que baja. Es muy importante la experiencia que Ecuador ha tenido, porque los primeros en valorar el semáforo son los niños. Este reglamento lo hemos implementado en los bares escolares con el Ministerio de Educación y no hay un producto que contenga color rojo.
¿Cuál es el alcance del semáforo?
Alrededor del 90% de los alimentos procesados cuentan con el sistema gráfico del semáforo.
En la ciudadanía ¿hubo algún sector más reacio a la norma?
No, para nada. Y nosotros estamos dando un paso más adelante, para que se quiten las Cajitas Felices y los incentivos para comprar estos alimentos procesados, y también estamos viendo el tema de las porciones.
¿Qué recomendación le puede dar al gobierno chileno?
Qué sigamos la tarea hasta el fin y que la lucha continúe, que no se detenga. Esto tiene un enfoque preventivo y veremos el resultado en las generaciones que recién comienzan. De aquí a 10 o 20 años, podremos hacer una evaluación en cuanto a la reducción de enfermedades que se pueden prevenir, causadas por el sobrepeso y la obesidad.