Ayer, Marin Cilic (Medjugorje, Bosnia-Herzegovina; 1988), jugó y ganó en Praga en la primera fecha de la recién estrenada Copa Laver. El fin de semana anterior, cuando se plantó en Bogotá para jugar y ganar con Croacia la serie ante Colombia, que permitió a su equipo mantenerse en el Grupo Mundial de la Copa Davis, lo hizo con el número cinco del ranking de la ATP en su currículo. El diestro de 1,98 metros de estatura no solo mostró su simpatía ante aficionados y periodistas, sino que jugó como todo un top-5 en la plaza de toros La Santamaría de la capital colombiana y ratificó que su tenis no tiene techo. Tras sus tres victorias, Cilic atendió a La Tercera y dejó claro que su meta es la cúspide del tenis universal.
Ante Colombia, ganó los dos partidos en sencillos y el dobles, en pareja con Mektic. La clasificación de Croacia al Grupo Mundial lleva su firma.
Sí, me siento muy orgulloso del resultado. No hay partidos fáciles en la Davis y ganamos ante un buen equipo como Colombia. También es un gran logro para mí llegar a 24 victorias con Croacia y superar a Ivan Ljubicic. He jugado muchos años para mi país, desde 2006, y estoy satisfecho de haber conseguido todo esto, pero todo sabe mejor cuando el equipo gana, como en esta serie, que nos permite seguir en el Grupo Mundial. Ojalá sigamos por este camino.
¿Cuál es la diferencia entre jugar en el circuito ATP y disputar la Copa Davis?
Jugar la Copa Davis es algo que me encanta. Llevo más de una década representando a mi país, siempre me deja muy orgulloso. El año pasado logramos llegar a la final (perdió 2-3 ante Argentina) y ése ha sido el momento más especial. En el equipo me han enseñado cómo disfrutar el momento, cada partido, y para mí es una gran responsabilidad llevar la camiseta de Croacia.
En esa final de 2016 ante Argentina, en Zagreb, usted le ganó el primer punto a Delbonis, luego se impusieron en dobles y se pusieron 2-1, pero el domingo no pudieron certificar el triunfo.
Perder la final el año pasado fue muy duro para nosotros y para nuestro país, pero esto no ha puesto más presión en mí ni en mis compañeros. En esa final lo dejé todo y esa derrota me dio más ganas de mantenerme en el equipo y volver a intentar llegar a esa instancia y conseguir el torneo.
Ahora que volverán a competir en el Grupo Mundial de la Davis, ¿conseguir el título es su objetivo?
Por supuesto, buscaremos el próximo año pelear de nuevo por el trofeo. Espero que el equipo se mantenga sano, lo que es clave para competir contra los mejores.
Llegó a esta serie como número cinco del mundo y en la cancha sacó a relucir ese ranking, ¿está en el mejor momento de su carrera?
Creo que sí, he estado jugando consistentemente en los últimos cinco meses. En el US Open 2014 (ganó el título tras vencer en la final al japonés Kei Nishikori) probablemente jugué el mejor tenis de mi carrera, pero eso fue sólo durante dos semanas. En cambio, en esta ocasión he logrado mantenerlo por más tiempo, lo que me ha permitido ascender en el ranking hasta la posición en la que estoy hoy en día.
En la clasificación de la ATP tiene por delante a Nadal, Federer, Murray y Zverev, ¿se ve con opciones de alcanzar el número uno?
Ése es mi gran objetivo, ser número uno del mundo. Sé que es una tarea complicada, respeto a los grandes jugadores que tengo aún por delante, pero ése es mi reto para los próximos 12 o 18 meses, y si no para los próximos tres o cuatro años. Mi juego está yendo en una gran dirección y espero seguir mejorando cada vez más. He mejorado mucho en el último año, y espero seguir consiguiendo resultados en los grandes torneos contra los jugadores top. Llegar este año a la final de Wimbledon (perdio ante Roger Federer), me dio una gran confianza en mi juego. Mi nivel está ahí, pero también juega la parte mental porque obviamente es difícil mantenerlo cada semana. Espero tener la oportunidad de lograrlo en los próximos años.
A propósito de la final de Wimbledon… quedó para la historia la imagen de su llanto en la pista de Old England Tennis Club durante el duelo con Federer.
Se necesita mucha experiencia para poder llegar a la final de Wimbledon y creo que estaba jugando el mejor tenis de mi vida, con mucha consistencia. Lamentablemente, tuve una lesión en un pie y fue duro emocionalmente no poder dar el ciento por ciento en el partido más importante de mi vida. Tuve muy mala suerte, pero al final me quedo con un balance positivo, estaba jugando muy bien y eso me da motivos para seguir adelante.
En el circuito es reconocida su simpatía y educación, ¿esto podría ser un hándicap en la cancha?
No, no es algo perjudicial. Desde que estoy trabajando con mi coach, Jonas (Björkman), hemos hecho énfasis en ser más expresivo en la cancha, mostrar emociones positivas. Ahora tengo más confianza en mi juego y trato de ser más agresivo.
Cuando ganó el US Open en 2014 fue recibido como un héroe en su natal Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina, pese a que juega por Croacia.
Es un tema más político, que quizá cuesta entender desde fuera. En Bosnia hay croatas, serbios y bosnios. Yo soy de Medjugorje, de la parte de Herzegovina, que es habitada en su mayoría por croatas. Empecé a jugar tenis allí, pero a los 14 años me mudé a Zagreb. Siempre me he sentido croata y no fue una transición complicada.
¿Y qué viene ahora en su regreso al circuito?
Por lo pronto, ahora representaré al equipo de Europa en la Copa Laver, en Praga. Será divertido y será un placer jugar contra los mejores del mundo. Y, luego, trataré de ser consistente y terminar la temporada de la mejor forma.