"Estoy contra el divorcio porque la Iglesia está contra el divorcio. No tengo idea de las razones teológicas, yo no soy teólogo. Creo en todo lo que dice el cardenal. El es mi autoridad religiosa". Con estas palabras el recién nombrado ministro del Interior, Mario Fernández (DC), pidió restarse en 2002 de la discusión sobre la ley de divorcio, mientras se desempeñaba como ministro Secretario General de la Presidencia de Ricardo Lagos.
De un perfil similar al del ex ministro Jorge Burgos, Fernández ha sido cercano a la Iglesia Católica desde su niñéz y se ha caracterizado como un hombre conservador en todas sus decisiones, aún cuando estas van en contra de los intereses del gobierno.
Así es como en 2008, mientras era miembro del Tribunal Constitucional, el militante DC acogió el requerimiento presentado por la Alianza que buscaba prohibir la distribución gratuita en los consultorios de la "píldora del día después", apelando al derecho a la vida. Esto, a pesar de que el voto del ex ministro de Lagos era decisivo para la voluntad del gobierno de garantizar el acceso en el sistema público de salud al medicamento de anticoncepción de emergencia.
"No pierdan el tiempo, cualquier esfuerzo con Mario Fernández es inútil", advirtió en ese tiempo La Moneda al Ministerio de Salud.
Como nuevo ministro del Interior, Mario Fernández deberá ayudar a tramitar varios proyectos valóricos de la agenda de Bachelet como la iniciativa que despenaliza el aborto en tres causales y el matrimonio igualitario.
Perfil conservador
Según publicó Reportajes en 2008, el ex embajador estudió en el Liceo de Hombres de esa ciudad, donde fue alumno en los años 6o del sacerdote Miguel Caviedes Medina, por entonces asesor de la Juventud Estudiantil Católica (JEC), quien ejerció una fuerte influencia en su formación.
A los 18 años ingresó a la JDC mientras estudiaba Derecho en Valparaíso, aunque en 1967 se fue a Santiago para seguir los cursos de leyes en la U. de Chile. El cambio coincidió con la muerte de su padre, un contratista municipal, y con la difícil situación económica en la que quedó la familia. El "Peta" -apodo que recibió en la universidad por el jugador de fútbol de Wanderers José "Peta" Fernández- pasaría entonces de pensión en pensión hasta que un compañero de curso lo llevó a vivir a su casa.
En la JDC universitaria conoció a su esposa, Loreto Arancibia, presidenta del centro de alumnos de Párvulos, y a sus mejores amigos. Un curso más abajo que él estudiaban Gutenberg Martínez, Soledad Alvear y Edgardo Riveros. Con Martínez y Alvear son compadres por partida doble. El resto de sus cercanos lo conforman Marcelo Rozas, Ricardo Hormazábal, Juan Carlos Latorre y Luciano Fouillioux.
"El Peta nunca fue beato. En esa época era el rey de la fiesta y las tallas", recuerda uno de sus compañeros. Fue en Alemania, varios años después, cuando estudiaba Ciencias Políticas en la U. de Heidelberg, cuando tuvo un reacercamiento a la Iglesia. "El mayor de sus tres hijos, Mario Ignacio, tenía seis años cuando le detectaron una gravísima enfermedad a la médula, incluso lo desahuciaron. Se recuperó completamente", contaba su amigo José Moure.
En tanto, cuando era ministro de Defensa de Lagos, le detectaron un melanoma en el pie y tuvieron que cortarle el pulgar izquierdo. Y, aunque se lo tomó con humor, el tratamiento contra el cáncer coincidió, con un acercamiento más intenso a la vida religiosa, según señalaron sus amigos.