Con la ropa mojada durante su encierro a 700 metros de profundidad debido la alta humedad y a los casi 30 grados que se sentían en el refugio y el taller vivieron los mineros hasta su rescate, según narró Mario Gómez (63) a los Presidentes Sebastián Piñera y Evo Morales.

Tras abandonar el fondo del yacimiento, donde oró arrodillado para luego recibir el abrazo y los besos de su esposa, el minero más experimentado del grupo de los 33 fue trasladado hasta el triage (zona donde reciben los primeros chequeos médicos) en camilla y con oxigenación. El padece hipertensión y diabetes.

"Andábamos con la ropa mojada, no se secaba, por la humedad. Y transpirando", les manifestó a los mandatarios. "La esperanza y la fe no se perdían".

Piñera le expresó a su par boliviano que los mineros oían el ruido de las perforadoras y que varias sondas no dieron con la cavidad donde se encontraban. "El ruido se transmite a través de la roca (...) Seguíamos los ruidos por las paredes", explicaba Gómez.

"A las 10 de la noche jugábamos dominó y sentíamos las máquinas, pero como a las cuatro de la mañana sentí que se alejaban", recordó sentado en la camilla con sus lentes protectores y anti rayos ultravioletas. Asimismo, la carta que le envió a su esposa, la primera en salir a la superficie.