Mario Marcel: "No existe una reforma tributaria definitiva que zanje todos los problemas"

El ex director de Presupuestos de Lagos y cabeza del Consejo para la Reforma Previsional de Bachelet, entrega desde la Ocde su visión sobre los desafíos de mediano plazo para Chile. Este martes expone en un seminario de Sofofa y UDD.<br>




Pese a las restricciones que le impone su cargo de subdirector de Gobernabilidad y Desarrollo Territorial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde -que ejerce desde 2011 en París-, el economista Mario Marcel acepta entregar su mirada de los desafíos de mediano plazo que enfrenta Chile. Advierte que alcanzar el desarrollo "es un fenómeno multidimensional que no se reduce al PIB per cápita", y para lo cual el país tiene que avanzar en cohesión social. En materia tributaria, no cree que la discusión se haya agotado con la reforma que impulsó el Presidente Piñera, y señala que "es evidente" que Chile tiene que adaptar gradualmente su carga impositiva para hacerse cargo de las responsabilidades que debe ir asumiendo el Estado.

Marcel participará este martes en el seminario "Visión Económica y Empresarial 2012-2013", organizado por Sofofa y la UDD, donde también expondrán el ministro de Hacienda y el presidente del Banco Central, entre otros.

Mirado desde la Ocde, ¿cómo se ve la evolución de Chile en estos casi tres años desde que se le invitó a participar en esa organización?

Chile se ha incorporado de manera muy activa y participa en muchos comités y grupos de trabajo. Asimismo, ha continuado demandando evaluaciones de la Ocde en temas de desarrollo territorial, educación y finanzas públicas. Me atrevería a decir que ha tenido una integración más rápida que otros países que ingresaron recientemente.

¿Cómo ha sido el ajuste a los estándares Ocde? ¿Qué nos falta?

El ajuste ha sido gradual y heterogéneo. La organización tiene muchos estándares que han sido promovidos por los países miembros, algunos en áreas en que Chile casi no desarrollaba actividad alguna. Un ejemplo es la política regulatoria. Los países de la Ocde han ido desarrollando metodologías y estándares para evaluar los costos y beneficios de las regulaciones, efectuar consultas previas a su adopción, etc. En Chile, tradicionalmente, las regulaciones se han adoptado bajo una perspectiva sectorial y descoordinada. Afortunadamente, ya se están dando algunos pasos iniciales para cambiar esta situación, tanto desde la Cámara de Diputados como desde la Secretaría de la Presidencia. En otros temas nos afecta la distancia con los demás países de la Ocde. En política territorial, por ejemplo, Chile se observa como un país extremadamente centralizado, que todavía tiene muchos temas pendientes en la distribución de recursos y responsabilidades públicas hacia las regiones y municipios, y que aún le cuesta imaginar el desarrollo desde cada territorio.

¿Qué beneficios ha obtenido Chile por ser parte de la Ocde, más allá del reconocimiento?

El acceso a un foro en que se lleva a cabo un intenso intercambio de experiencias de política pública, donde Chile puede aprender de otros y llevar sus propias experiencias. En este proceso, Chile está descubriendo nuevas dimensiones de política pública, generando nueva información para sus propios análisis. También se enfrenta a un medio más exigente, donde ya no puede esperar recibir sólo elogios, lo que genera mayores presiones para mejorar en el futuro.

Desafíos para el país

¿Cuánto le falta a Chile para ser un país desarrollado? El gobierno estima que se puede lograr antes del fin de la década.


El desarrollo es un fenómeno multidimensional que no se reduce al PIB per cápita. Muchas de estas otras dimensiones pueden eventualmente amenazar la sostenibilidad del propio crecimiento. Para que la transición hacia el desarrollo sea sostenible se requiere, primero, de mayor diversificación productiva y, luego, de especialización en productos y servicios de mayor valor agregado. Esto requiere de capital humano y tecnología, mercados más competitivos y un país menos centralizado. El desarrollo también se expresa y se refuerza con instituciones que ya no son las de un país emergente, sino que son las que se deben hacer cargo de una economía más sofisticada y relaciones sociales más complejas. Sólo por dar un ejemplo: Chile es un país muy urbanizado, pero con una gobernabilidad de las ciudades extremadamente débil. Finalmente, está claro que el desarrollo requiere de mayor cohesión social, y ésta no puede construirse a partir de las enormes desigualdades que tenemos. Es bueno que Chile crezca, pero debemos ver el crecimiento como una oportunidad para avanzar en estas dimensiones y no como un sustituto de ello.

Desde ese punto de vista, ¿cuáles son las dos o tres políticas públicas prioritarias que debe abordar el próximo gobierno?

Creo que Chile debe abordar sus desafíos más allá del horizonte de sus gobiernos, que por lo demás son muy cortos. Un contraste cultural interesante que se observa en la Ocde es que ningún país parte sus intervenciones mencionando al presidente o primer ministro, como estamos acostumbrados a hacerlo nosotros. Estos desafíos de mediano plazo se pueden identificar comparándonos con países que se han incorporado al desarrollo en las últimas décadas, como Corea, España, Nueva Zelandia, países de Europa del Este. Estos son países que han invertido mucho en educación en todos sus niveles, que han construido un modelo social, que han promovido la innovación, que han integrado a las mujeres al sistema productivo y a la política.

En educación, tras los cambios que está implementando el gobierno, ¿qué es lo esencial que queda pendiente para seguir mejorando el sistema?

La Ocde ha identificado los avances de Chile en materia educacional y también lo que queda por hacer. Nuestro sistema escolar todavía no es capaz de corregir el efecto de las diferencias socioeconómicas sobre el rendimiento escolar, un tema que es de gran preocupación para los países más avanzados. Por ejemplo, hace pocas semanas se anunció en Francia que los estudiantes tendrán espacio para hacer las tareas en sus escuelas porque los hogares ofrecen condiciones ambientales que se consideran demasiado desiguales. Por otra parte, no hay ningún país avanzado que no cuente con una buena educación pública, y parece difícil imaginar que Chile pueda prescindir de ella en su camino al desarrollo. Por último, también es evidente que la educación superior es demasiado costosa, por el valor de los aranceles y la extensión de las carreras.

Para financiar la reforma educacional, el gobierno hizo una reforma tributaria. ¿Quedó zanjado el tema con ese cambio? ¿No es malo para el clima de inversión volver a abrir tal discusión?

La experiencia indica que no existe una reforma tributaria definitiva, que zanje todos los problemas fiscales y de competitividad para siempre. Siendo Chile un país emergente, es evidente que debe ir adaptando gradualmente su carga tributaria para hacerse cargo de las responsabilidades que debe ir asumiendo el Estado. En el Reino Unido, cada año se fijan las tasas tributarias en el presupuesto y nadie considera amenazado el clima de inversiones por esa razón. Evidentemente, Chile no tiene que ir a ese extremo, pero debe hacerse de la tributación más un instrumento de política pública que un arma ideológica.

¿Debe ser un propósito de la próxima administración volver a un déficit fiscal estructural de 0% cuanto antes? ¿Requiere nuevos ajustes la regla?

El actual gobierno se fijó como meta alcanzar un déficit estructural de 1% al final de su administración, y probablemente lo logrará. Por lo tanto, no se ha abandonado el balance estructural como guía de la política fiscal. Chile tiene un buen conjunto de recomendaciones sobre cómo mejorar la regla, generadas por la comisión presidida por Vittorio Corbo. De éstas hay todavía cosas pendientes, como la creación de un Consejo Fiscal independiente.

¿Cómo se ve la sostenibilidad fiscal de Chile de mediano plazo? ¿Hasta cuándo sigue el cobre alto?

El cobre tenemos que verlo no a través de los precios y de la producción, sino de sus márgenes. Es indudable que en Chile la industria del cobre seguirá siendo importante en las exportaciones, el PIB y los ingresos fiscales por mucho tiempo, pero su peso irá cambiando, como lo ha hecho en los últimos años, producto de los aumentos en los costos de producción derivados de la baja en la ley del mineral y el aumento de los precios de la energía. Anticiparse a esto es un desafío no sólo para las finanzas públicas, sino para el modelo de desarrollo del país.

¿Le parece correcta la decisión del gobierno de suspender la Casen 2012, traspasar la medición de pobreza a un INE autónomo y actualizar la línea de pobreza?

De los 34 países de la Ocde, ninguno, excepto Chile, encarga una encuesta de ingresos y caracterización socioeconómica a un ministerio sectorial. Treinta de ellos las realizan a través de sus institutos de estadísticas y tres a través de ministerios de finanzas, para combinarlas con información administrativa de sus sistemas tributarios.

¿Está en condiciones técnicas el INE de asumir esta nueva tarea?

Si el INE no tiene las capacidades para hacerse cargo de esta responsabilidad, habrá que ver cómo las genera. El desarrollo también significa generar información estadística de calidad.

Economía mundial

¿Cómo ve la economía mundial para 2013?

Las actuales previsiones para el 2013 son bastante pesimistas. La posibilidad de un repunte el próximo año se ha ido alejando y el FMI ya pronostica un crecimiento muy similar al de 2012, con las economías avanzadas creciendo apenas 1,5% en conjunto. Estas previsiones aún tienen riesgos a la baja, tanto por la incertidumbre sobre el llamado "precipicio fiscal" en EEUU, la posibilidad de un deterioro mayor en Europa (especialmente en caso del contagio que podría generar la salida de algún país de la unión monetaria) como por la incertidumbre sobre la reaceleración china.

¿Tiene solución la crisis europea? ¿A qué plazo?

Europa ha ido buscando respuestas a la crisis y ha tomado medidas muy importantes en dos frentes. Primero, en levantar un cortafuegos que limite el contagio fiscal-financiero, a través de la compra de deuda por el BCE y el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Estas medidas son claves para evitar el efecto desestabilizador de la escalada de costos de financiamiento para muchos países y normalizar el flujo de crédito al sector privado, que se ha contraído fuertemente en los últimos dos años. Segundo, se ha avanzado en el diseño de una arquitectura institucional que se hace cargo de los pecados de origen del euro: la necesidad de coordinación fiscal y una supervisión financiera común, entre otros. Estos elementos deberían reducir el riesgo de desestabilización originado en economías individuales. El problema es que implementar todo esto tomará tiempo; que, mientras tanto, el problema de endeudamiento se está resolviendo exclusivamente mediante política fiscal, y que todos los países están ajustando en la misma dirección al mismo tiempo, lo que genera una dinámica procíclica. Por esa razón tenemos que ver la salida de la crisis en Europa como un proceso largo, complejo y con muchos sobresaltos.

¿Cree que los políticos de EEUU se pondrán de acuerdo y evitarán el "precipicio fiscal" de fin de año?

Es difícil prever qué ocurrirá con el "precipicio fiscal" con elecciones presidenciales y legislativas de por medio. Todo el mundo espera que primen la razón y la responsabilidad, y eso requerirá de acuerdos bipartisanos, si se da el escenario más probable de un gobierno que no tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso. Lo que pase en EEUU en 2013 tiene una gran importancia para la economía mundial, puesto que la recuperación de su capacidad de crecimiento se ha apoyado de manera fundamental en un retiro muy gradual del impulso fiscal y de un fuerte activismo monetario de la Reserva Federal. Cambios drásticos en cualquiera de estos frentes tendrían grandes repercusiones en un momento de especial fragilidad.

Y China, ¿logrará frenar su desaceleración? ¿Basta eso?

China está en un proceso muy complejo de ajustar su modelo de desarrollo. Por eso se discute intensamente sobre cómo evitar la llamada "trampa de países de ingreso medio". Lo que está claro, sin embargo, es que China no puede tirar sola del carro de la economía mundial. En la primera etapa de la crisis, China estaba acompañada de los otros BRICS, pero todos los demás han bajado significativamente su ritmo de crecimiento.

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