Son los minutos finales de la primera práctica de Mario Salas en Universidad Católica. Los jugadores deben partir a las duchas, pero permanecen en el campo. Todos abrazados forman un círculo, ritual característico del rugby. "¡Ubuntu!", gritan fuerte. Un grito de guerra que se hará siempre al término de los entrenamientos. Es el primer cambio del Comandante, apodo que lleva por su devoción con la figura del Che Guevara.
Salas apareció temprano en San Carlos de Apoquindo. Se vistió de corto con la indumentaria cruzada e impuso su estilo de entrada. Metódico, trabajador, cercano al futbolista y muy exigente. Así se mostró ayer, y así se ha mostrado durante toda su carrera como técnico.
El viñamarino tiene claro que más allá de los objetivos que le impuso la dirigencia -revalorizar los jugadores, mostrar un juego ofensivo y darle espacio a los jóvenes-, la más urgente es levantar anímicamente a un grupo de jugadores que terminó el Apertura de rodillas; cabizbajo.
"Es un plantel que está herido, pero me parece ver a jugadores en acto de resiliencia. Este mal torneo puede ser un trampolín para lo bueno que puede venir", dijo Salas más tarde en la conferencia de prensa de su presentación como entrenador de la Católica.
En cuanto a este objetivo, existe un personaje clave del cuerpo técnico para llevarlo a cabo: el sociólogo Marcos Cubillos. ¿Su función? "Establecer conceptos que nos permitan desarrollar y mejorar el rendimiento de los jugadores, por ejemplo la confianza, la cohesión", aclaró el DT.
Aunque sólo lleva trabajando un día en la UC, Salas no quiere perder el tiempo. Sobre todo en cuanto a los refuerzos, cuando faltan sólo dos semanas para el inicio del Clausura 2015.
Tras su presentación ante los medios, el técnico cruzado se fue directamente a la oficina de José María Buljubasich, el director deportivo.
"Una vez que nos sentemos con él vamos a poder conversar con mucha más sabiduría el tema de los refuerzos. Con él se evaluarán las posiciones a reforzar. Nosotros hemos hechos un trabajo viendo varios puestos y jugadores. Se los presentaremos y él tendrá sus nombres. En conjunto intentaremos armar el mejor plantel posible", dijo el lunes Buljubasich, quien cumplió con lo dicho.
Fue la primera reunión, pero no la última. El viñamarino conversó en distintas ocasiones con el gerente deportivo cruzado. Este le presentó los nombres que seducen en la directiva de la franja para reforzar al plantel. Salas también lo hizo y aunque no lo ha confesado públicamente, Lucas Simón y Omar Merlo son hombres que le apetecen.
"Me traería a los 28 jugadores de Huachipato por lo que me entregaron", dijo ayer tras ser consultado por su interés en algunos futbolistas acereros. Y aunque fue en tono de broma, mandó un mensaje entre líneas a la dirigencia: el delantero y el central son fundamentales para su proyecto. Otro nombre que ronda en la cabeza del adiestrador es el de Roberto Gutiérrez, con quien Católica negocia desde hace tiempo.
En cambio, Mauro Óbolo está muy cerca de dejar San Carlos de Apoquindo. Llegó como uno de los grandes refuerzos durante la era Falcioni pero no pudo cumplir con las expectativas. El propio jugador le comunicó a la directiva que sus pretensiones son dejar la UC, consciente que con Salas su posición ha perdido fuerza. Su nombre suena muy fuerte en Olimpo de Bahía Blanca.