"Siempre les digo a mis jugadores que yo era mejor con las manos que con los pies", es una de las frases con que expresa su sentido autocrítico sobre su talento como futbolista, su pasión mayor, y sus habilidades como rugbista, el juego al que Mario Salas también le dedicó energía y ganas hasta la frontera de la adultez.
En ambos se dedicó a la organización; en el caso de la ovalada, como medioscrum, el encargado de sacar la pelota de los agrupamientos y decidir por dónde continuar con el juego; en el fútbol, en cadetes de Everton como volante creativo y luego como un mediocampista de contención no exento de buen manejo. "Me esforzaba", dice con sencillez, pese a que es un hito en la historia deportiva nacional, pues terminó convirtiéndose en el único caso de seleccionado nacional en ambos deportes (juvenil, en el caso del rugby): "Mi mejor recuerdo fue cuando fuimos a un Sudamericano, en Mendoza; les ganamos a los Teros (Uruguay) y, como ha sido siempre, perdimos contra los Pumas (Argentina)".
Tal vez por eso se transformó en un entrenador organizado y que privilegia el sacrificio, algo que aprendió en las canchas del colegio Mackay, donde desde niño aprendió a poner el hombro en los tackles. Ahí, también, fue designado head boy; el alumno jefe de todo el establecimiento, por su liderazgo, valores y capacidad organizativa. Y elegido por todos sus compañeros y profesores.
Ahora está en la UC, en una carrera como director técnico que ha conocido muy buenos momentos, pero también algunos conflictos. De espíritu combativo, además, y con Ernesto Che Guevara como imagen conductora, se ganó el mote de El Comandante. Él mismo, sin embargo, aclara que "no me identifico con corrientes particulares. Me gusta mucho ir siempre por el tema social y humano. Eso es lo que prevalece en mi vida y va más allá de la corriente política; sé que me gusta alguna tendencia, que puede relacionarse con la izquierda, pero desconozco los principios políticos específicos". De paso, aclara que Luis Larraín, presidente de Cruzados y director ejecutivo del think tank Libertad y Desarrollo, es "una persona muy accesible, democrática y abierta a conversar".
A propósito de Larraín, ¿ha conversado con él sobre darles más espacios a los jóvenes?
Detrás de esto hay un tema de políticas deportivas y nos sentimos cómodos con eso, pero sí tiene que quedar en claro que no debe ser una obligación. La gente y la institución tienen que entender que juega quien está mejor y eso va más allá de la edad. Sí es necesario contar con gente joven que tenga identidad y arraigo con la institución. También nos interesa mucho contar con gente joven, porque nuestro juego tiene una intensidad en la cual los jóvenes, de alguna forma, encajan mejor. Uno quisiera tener siempre tres o más juveniles, pero bajo la urgencia de la necesidad ellos tienen que ganárselo con rendimiento, con actitud.
En Huachipato incluso los alineó internacionalmente...
En el fondo es el rendimiento. Si el juvenil anda bien, jugará; nosotros en Huachipato participamos a nivel internacional con tres o cuatros juveniles, pero nadie les regaló nada a ellos.
La UC suma cuatro años sin títulos, ¿cómo trabaja con un plantel que enfrenta semejante presión?
Antes Católica se complicaba por más años: en 1997 fue campeón y antes lo había sido en 1987. Fue una diferencia de 10 años. Esta cosa de los tiempos a mí no me presiona ni me afecta respecto de los cuatro años que han pasado.
Pero la presión existe ¿a qué la atribuye? ¿al cambio en la actitud de los hinchas o del medio?
No sé, tal vez existe porque ahora se juegan más campeonatos… Veo el factor tiempo por el aprendizaje, por la adaptación que podemos tener como equipo. Y lo entiendo con las urgencias que deben tener los resultados, porque en el mundo de hoy no sólo los técnicos y los jugadores vivimos con la presión de los resultados óptimos y rápidos. En general nuestra sociedad tiende sufre con ese tema y lo vivimos con nuestros propios hijos; buenas notas en poco tiempo. Pasa un poco por un tema social. Tampoco podemos hacernos los pelotudos, porque estamos llegando a un equipo grande, donde es permanente el objetivo de ser campeón. Lucharemos porque suceda lo más rápidamente posible, pero también queremos armar algo que signifique mantener un buen rendimiento durante mucho tiempo.
¿La inmediatez es exigencia?
Las metas parten desde ahora. El objetivo institucional es ser campeones. Ahora debo determinar qué tengo que hacer para lograrlo, cómo tengo que armarlo. Y eso hay que construirlo con este grupo de jugadores, a los que les tengo mucha confianza. La UC ya está posicionada entre los grandes y por qué no ser el mejor.
Usted señaló que siempre necesita jugadores proequipo ¿Si no encuentra eso, cómo lo cambia con sólo tres cupos de refuerzo?
No vemos otra forma de organizar nuestra forma de jugar. Fracasaría si no tuviéramos jugadores solidarios, porque los esfuerzos son continuos y colectivos, por lo tanto necesitamos gente proequipo.
¿El jugador chileno es solidario? ¿Lo ha vivido en otros equipos?
A mí me ha resultado fácil. Yo he encontrado esas características en todos los planteles en que he estado, aunque no han sido muchos.
¿Igualmente, le complica tener una cuota baja de refuerzos?
Vemos el asunto de los tres refuerzos como un desafío, no sólo para nosotros, sino que para toda la institución, los dirigentes, la administración. Hay una gran función que tenemos que cumplir tanto cuerpo técnico como gerencia técnica.
En ese sentido, ¿qué le parecen las críticas a José María Buljubasich?
Ha sido fuerte para Buljubasich y para sus asesores, pero la coyuntura presenta una oportunidad de tener buenos resultados. La presión en un club como Católica afecta a todos e imagino que al presidente también, porque él nos trajo y tenemos que dar resultados lo antes posible. Quien no asuma que esto es presión debe dar un paso al costado, porque se equivocó de club. Tal vez estar en un club con no tantas expectativas me signifique estar más tranquilo, pero como cuerpo técnico siempre nos han gustado los desafíos importantes y, por lo tanto, sentimos que estamos capacitados, que tenemos las armas para rendir en Católica. El día de mañana estoy seguro de que nos irá bien. Soy optimista.
¿Cómo ve a los rivales principales, a los que se suman Wanderers, Palestino, O'Higgins y Unión?
Los veo fuertes a todos. En el caso de Colo Colo está armando un plantel para luchar en los dos frentes y lo mismo sucede con la U, que son los dos equipos que han estado peleando permanentemente por los puestos de avanzada. Y si a Colo Colo y la U les hace daño este doble trabajo, debemos aprovecharlo de alguna forma, pero al final todo depende de cómo lo hagamos nosotros. Con ellos jugamos dos partidos y quedan 15 más, todos los equipos serán tremendamente complicados. Dependerá exclusivamente de lo nuestro.
Su estilo parece algo lejano de la marca de elegancia y toque de la UC ¿Cómo asume ese factor?
Todo evoluciona en la vida y si me trajeron a mí, es porque conocen mi forma de pensar, de actuar y la idea que tenemos como cuerpo técnico. Debemos buscar un equilibrio con la identidad de Católica, de la elegancia, de la posesión. Hay que conservar esa base, pero agregarle elementos para evolucionar.
¿Vio eso en estos días previos?
Lo he visto. Hemos creado un modelo de juego, en forma conjunta con la gerencia y el directorio. Y de a poco se está cumpliendo.
¿Ha seguido los partidos de la Sub 20?
No he visto nada (sonríe).
¿Pero cómo ha visto el trabajo de la ANFP en menores?
En lo macro, ha estado trabajando muy bien. Hay apoyo institucional. Eso es lo que uno puede hablar desde afuera. Me parece un acierto el haber traído a Hugo (Tocalli) como jefe de divisiones menores y lo mismo con los demás técnicos. Me da la impresión de que se están manejando por políticas deportivas, que pueden significar una fuerte base de desarrollo.
Su salida de la Sub 20 fue traumática ¿está superada?
Sí, la doy por superada. Soy una persona que no olvida, pero no soy rencoroso. No puedo seguir pegado en cosas que no me hacen bien.
A propósito de eso, ¿cómo evalúa la casi virtual ausencia de Castillo y Henríquez en la Adulta?
El otro día escuchaba a Jorge Sampaoli y me encantó lo que dijo, en cuanto a que la selección adulta no es club: juega el que está mejor. En algún momento Angelo y Nicolás van a estar, pero tal vez el técnico piensa que Sánchez y Vargas lo han hecho mejor, aunque tampoco cita a muchos en esos puestos.
¿Pero ni siquiera como plan B?
Podrían ser un plan B o C. Imagino que Sampaoli, con lo profesional que es, lo debe haber pensado, pero a la Selección van los que tienen una actuación más destacada en el momento. No significa que sea un club de seleccionados permanentes, sino que ellos han demostrado un nivel estable de alto rendimiento. Es una generación dorada, como todo el mundo opina, que ha tenido un posicionamiento en el ámbito internacional.
¿Ve a otros con opciones?
Veo a Igor (Lichnovsky), Valber (Huerta) que debería potenciarse en su paso por Granada. A César Fuentes, Sebastián Martínez, a Andrés Robles, en Atlético de Madrido; a Bryan Rabello, Cristián Bravo y Cristián Cuevas, que este año debería tener más opciones en la U, por la fuerte campaña. Cuando llegamos de Turquía yo dije que este equipo necesitaba una madurez y de poco ha ido teniendo esas posibilidades. Son siete u ocho jugadores que uno comienza a proyectarlos y uno cree que en dos o tres años más estarían fácilmente. Veo, por ejemplo, a César Fuentes y a Sebastián Martínez siendo una opción para Marcelo Díaz.
A propósito de madurez, ¿ve más maduro al fútbol chileno?
La palabra madurez es complicada, porque implica toma de decisiones adecuadas, habla de equilibrios. Estamos en vía de lograr esa madurez. Las sociedades anónimas han organizado mucho mejor el fútbol, nos pagan cada 30 días, no tenemos problemas de previsión. Y estamos ahora ya como muchas profesiones en ese sentido. Se ha avanzado harto, pero falta dar un paso en cuanto a establecer políticas deportivas en cada club, que signifique un crecimiento más armónico de las instituciones, no sólo en un área, sino que en varias, que se conviertan en clubes deportivos sociales. Así me lo imagino y además con ideas sólidas, sin tantos altibajos, como sucede por ejemplo con la contratación de técnicos. Cuando se elige un técnico de un perfil y al poco tiempo se cambia en otra dirección. Eso implica confusión y muchas veces, moda; y a veces la moda no es buena consejera.
Le pasó a la UC, con Julio César Falcioni y usted...
Podría ser un ejemplo. Recuerdo también a la U, cuando Sampaoli se va; hasta la llegada de Martín Lasarte, cayó en una serie de técnicos que eran muy diferentes entre sí. Ojo, que es por dar algún ejemplo, pues con Colo Colo sucedió lo mismo con las llegadas de Cagna, de Gallego...
Volviendo a la madurez, ¿Qué opina de los DT que prohíben a los jóvenes hablar con la prensa?.
No estoy de acuerdo con eso. Al prohibir no genero un desarrollo y yo quiero que el jugador se exprese. Sí tiene que haber un proceso de aprendizaje, de desarrollo. Si yo prohíbo, no desarrollo. Si establecemos un proceso de coaching, mucho mejor. Y eso acá se hace, Pamela (Venegas, coordinadora de comunicaciones de la UC) lo hace. Eso es crecimiento institucional. Al club le sirve que sus figuras emblemáticas, que en general son los que vienen desde abajo, se desarrollen. Mientras mayor libertad haya, mejor será el desarrollo cognitivo, emocional y sicológico en general. No es una cuestión de prohibir. Quiero que mis jugadores evolucionen libremente dentro del campo de juego y no puedo establecer trabas si yo quiero lo contrario.