¿Cómo puede ser detenida Corea del Norte? Esa es la pregunta que se hacen muchos y también el reconocido periodista y escritor norteamericano Mark Bowden, en el artículo que ilustra la portada de la última edición de la revista The Atlantic. En las 12 páginas de su ensayo, Bowden, autor entre otros libros de "La Caída del Halcón Negro" (1999), "Matar a Pablo Escobar" (2001) y "The Finish: The Killing of Osama Bin Laden" (2012), sostiene que "no hay buenas opciones" para tratar con el régimen de Kim Jong Un, al cual define como "el peor problema sobre la Tierra".
Bowden grafica de entrada la gravedad de la amenaza de Pyongyang. "Treinta minutos. Eso es aproximadamente el tiempo que le tomaría a un misil balístico intercontinental lanzado desde Corea del Norte llegar a Los Angeles", asegura el periodista al inicio de su ensayo. Frente a esta posibilidad, sostiene, la respuesta del Presidente Donald Trump fue categórica. "¡No sucederá!", respondió a través de su cuenta de Twitter.
La prueba del misil balístico Hwasong-14 , realizada por Corea del Norte en vísperas del Día de la Independencia estadounidense, encendió, sin embargo, las alarmas en el Pentágono. Trump ha advertido por Twitter que Corea del Norte está "buscando problemas" y que él tiene la intención de "resolver el problema". Según afirma Bowden en su artículo, la administración de Trump ha filtrado planes sobre un "ataque de decapitación" que se dirigiría a Kim, "que parece como la última cosa que un país debe anunciar por adelantado", destaca el periodista norteamericano.
Sin embargo, este llamado "ataque de decapitación" sería sólo una de las cuatro "opciones estratégicas" para tratar con Corea del Norte. Las otras serían la "prevención", que consiste en "un aplastante ataque militar estadounidense para eliminar los arsenales de destrucción masiva de Pyongyang, sacar su liderazgo y destruir sus Fuerzas Armadas". Un "ataque militar convencional limitado", cuyo objetivo sería dejar a Kim Jong Un en el poder, pero lo obligaría a abandonar su búsqueda de misiles nucleares intercontinentales. Y la "aceptación", que Bowden define como "la píldora más difícil de tragar", ya que implicaría el consentimiento de que Kim está desarrollando las armas que quiere, mientras continúan los esfuerzos de EE. UU. para contener su ambición.
"Todas las opciones son malas", advierte Bowden, quien en esta entrevista con La Tercera aborda más en detalle las alternativas de que dispone Washington y analiza el tenso momento que se vive en la península coreana.
¿Qué está buscando Kim Jong Un con sus pruebas de misiles balísticos? ¿Pyongyang consigue algo con este desafío a EE.UU.?
En primer lugar, él está tratando de hacer que el costo de atacarlo a él o su país sea tan alto que Estados Unidos o Corea del Sur no se atrevan. En segundo lugar, está tratando de obtener influencia en Corea del Sur para retirar a las tropas estadounidenses de ese país. El podría hacer, por ejemplo, una oferta para detener su programa nuclear si el Presidente Moon Jae-in ordena que las fuerzas estadounidenses se marchen. Esto fortalecería el objetivo a largo plazo de su régimen de gobernar una vez más toda la península coreana.
En el artículo de The Atlantic usted dice que un misil balístico de Corea del Norte tardaría 30 minutos en llegar a Los Angeles. ¿Hay más miedo en EE.UU. ante un posible ataque norcoreano hoy que en la administración Obama?
Sí, a medida que la capacidad mejora, también lo hace la vulnerabilidad a un ataque. La mayoría de los norteamericanos prefiere considerar el enfrentamiento coreano como un problema en el otro lado del mundo. Dado el gran número de fuerzas estadounidenses en Corea del Sur y en la región, esto no ha sido así durante medio siglo, pero esta sigue siendo la percepción. La capacidad de golpear la parte continental de Estados Unidos destruye eso. Es por eso que Donald Trump ha jurado no dejar que esto suceda.
Trump ya ha ordenado un ataque militar quirúrgico a Siria. ¿El Pentágono apoya una operación similar en Corea del Norte? ¿Cuál es la posibilidad de un ataque preventivo contra Pyongyang?
Es posible, pero no probable, por las razones expuestas en mi ensayo para The Atlantic. No tengo ninguna duda de que Trump, por su propia cuenta, podría considerar tal paso, pero el peligro de que tal ataque se convierta en una desastrosa guerra total es demasiado inmediato para que el Pentágono abogue por ello.
Tanto China como Rusia rechazaron en el Consejo de Seguridad de la ONU la aplicación de nuevas sanciones económicas contra Corea del Norte, así como una opción militar contra el régimen de Kim Jong Un. ¿Cuánto complica esto las maniobras de la Casa Blanca para enfrentar la amenaza del régimen norcoreano?
Esto lo complica. Una respuesta mundial más sensata sería aislar y presionar a Kim tanto como sea posible y desde cada lado, dadas las posibles consecuencias del conflicto. Los costos humanos, ambientales y económicos de una guerra en Corea serían globales.
Usted también afirma que EE.UU. tiene cuatro opciones estratégicas para tratar con Corea del Norte. Una de ellas es la llamada "decapitación", es decir, derrocar a Kim Jong Un.
¿Washington está realmente considerando esta opción hoy?
Estados Unidos y Corea del Sur han indicado que tal opción no sólo se ha contemplado, sino que también se ha ensayado. Esto no significa que sea probable que suceda. Parte del papel de los militares es planificar y prepararse para una variedad de opciones, incluso aquellas que son poco probables.
En su artículo usted afirma que "con su arsenal, Kim podría convertirse en una fuerza aún más desestabilizadora en la región". A diferencia de Irán, ¿por qué cree que Corea del Norte no ha aceptado sentarse a negociar su programa nuclear?
A diferencia de Corea del Norte, Irán tiene relaciones comerciales, bancarias y diplomáticas en todo el mundo, lo que da a otras naciones más influencia. En otras palabras, Teherán tiene mucho más que perder al aislarse aún más. Pyongyang tiene pocos o ninguno de esos lazos, por lo que hay poco incentivo para que acepte discutir los términos de un acuerdo. El único país con el que tiene vínculos, China, ha sido reacio a presionar a Kim.