Si fue posible nacionalizar el cobre, ¿por qué no hacer lo mismo con la Mocha, la ballena que desapareció del recuerdo de los chilenos y que conoció el mundo como Moby Dick? Entusiasmada por la idea, Marta Blanco se lanzó a escribir Memoria de ballenas, una novela que combina ficción y realidad para construir el gran relato oral que una generación de mujeres se transmite en el tiempo.
La autora de La emperrada recurre nuevamente a la crónica en su escritura. Personajes históricos como Juan Fernández, Ramón Freire y Francis Drake serán los protagonistas de la historia que una abuela le contará a su nieta, luego ésta a su nieta, y así sucesivamente. Todas ellas describirán cómo la mítica ballena sedujo a la estirpe hasta llevarla a la locura, convirtiéndose en una leyenda familiar. "Las grandes contadoras en las familias siempre han sido las mujeres", explica Blanco, quien se reconoce como una "abuela contadora". Ambientada en Zapallar en los 60, Memoria... presenta a Bella Aurora, una joven que escucha con atención a su abuela revivir la leyenda de sus antepasados en torno a un brasero.
La novela es un relato sobre la memoria, la identidad y la palabra, lo que queda de manifiesto en el traspaso de información de una mujer a otra. No importa quién sea el narrador: todas hablan desde el 'yo', asumiendo la vida de sus predecesores como propia.
Blanco, integrante de la generación del 70, se asume fanática de los cronistas y de Benjamín Vicuña Mackenna, de quien asegura se habría enamorado de haberlo conocido. Bernardo O'Higgins, Diego de Almagro y hasta el Trauco participan de las aventuras de los antepasados de Bella Aurora. Lo mismo hace la ballena Mocha, que en la mitología mapuche es una ballena blanca e inmortal cuya misión era llevar a los muertos a la isla Mocha (VIII Región).