UN MÉDICO jubilado y oriundo de una localidad al interior de Francia llegó hasta la casa de subastas parisina Tajan, siguiendo el consejo de su pareja, para tasar el valor de 14 dibujos que pertenecieron a su padre, un bibliófilo de esos que ya no existen. Eran "casi todos italianos y pertenecientes a los siglos XVI y XVII", declaró Thaddée Prate, director del departamento de dibujos antiguos de Tajan. "Su propietario, que prefiere mantenerse en el anonimato, los conservaba en una carpeta desde hacía muchos años (...) y no era consciente de su valor", agregó.
Entre los bocetos resaltaba un estudio del martirio de San Sebastián que de inmediato recordó a los de Leonardo Da Vinci. Prate fue el primero en percatarse de que el dibujo era obra de un artista zurdo, al igual que el maestro renacentista, por lo que decidió convocar a Patrick de Bayser, especialista en dibujo y consultor de otras casas de subastas, para determinar su autoría.
"El croquis está ejecutado con una pluma ágil, contorneada con un redondeado que da densidad al cuerpo, que resulta habitual en la época de la Adoración de los magos, antes de que Leonardo se marche a Milán", dijo De Bayser.
Tajan optó por buscar una tercera opinión. Fue la comisaria de dibujos italianos y españoles del Museo de Arte Metropolitano de Nueva York (MET), Carmen C. Bambach, quien confirmó que uno de los 14 bocetos que el médico retirado había conservado en su carpeta no era sino un Da Vinci legítimo. La pieza, cuyo hallazgo fue anunciado el domingo por The New York Times, pertenece a la etapa del artista en Milán, entre 1482 y 1485, y posee un valor que ronda los 15 millones de euros.
Según Bambach, se trataría del primer Da Vinci genuino que aparece en 15 años, luego de que la casa Sotheby's subastara una lámina de Hércules, estimada entre 1506 y 1508, y que hoy es propiedad del MET y de un coleccionista apodado Leon Black. La conservadora, sin embargo, quien además fue la responsable de la primera gran retrospectiva en EEUU del trabajo en papel de Da Vinci, en 2003, ha rechazado la autenticidad de otras piezas. Fue el caso de La Bella Principessa, el retrato de una joven que el reputado investigador Martin Kemp atribuyó en 2009 al artista, desatando una ola de dudas y riñas irreconciliables entre expertos.
Al reverso del dibujo hallado en París asomaron otras pistas: breves estudios científicos sobre la sombra de la luz de una vela, y varias notas en escritura especular, de derecha a izquierda, como el artista italiano solía escribir. Para De Bayser, la obra podría pertenecer a la serie de ocho San Sebastián mencionada por el propio Da Vinci en el Códice Atlántico. Dos de ellos se conservan hoy en el Museo de Bayona y la Kunsthalle de Hamburgo, y se distinguen por su trazo más desprolijo y monocromático. Este último, en cambio, presenta sombreado en dos tintas.
"Existe una progresión en cuanto a la intensidad dramática. En los dos anteriores no aparece el paisaje, aunque el que acabamos de descubrir tampoco sea el definitivo. Todavía se ven en él numerosas correcciones, lo que indica que el artista todavía se encontraba inmerso en su búsqueda", planteó el especialista.
Tajan planea subastar el dibujo en junio del próximo año, luego de estimar su valor en los ya citados 15 millones de euros. Para conseguirlo, el Estado francés deberá conceder su permiso de venta en cuatro meses, pero también posee el derecho a prohibir su traspaso e impedir que abandone el país si lo declara "tesoro nacional". Así, el último secreto de Da Vinci tendrá, al menos, varios meses más de suspenso.