FUE hace casi 10 años y en un establecimiento que ya remite a otra época: el ex edificio Diego Portales, actual Centro Cultural Gabriela Mistral.
Es fines de enero de 2005 y se celebra el 27 congreso del PS. Gonzalo Martner, entonces presidente de la colectividad, ex MIR y el primer socialista no histórico en llegar a la máxima dirigencia del partido, toma la palabra y da curso a su cuenta sobre la jefatura de la tienda. Junto a ello, hace una propuesta a los más de 500 delegados: prorrogar el mandato de su
Martner preside el PS desde 2003 y por entonces su periodo expiraba, pero la sugerencia del dirigente aspiraba a no distraer al socialismo en comicios internos para concentrarse en un año electoral, donde la Concertación dividía sus aspiraciones presidenciales entre las ex ministras Soledad Alvear (DC) y la PS Michelle Bachelet.
Pese a ello, el voto de Martner -economista de la Universidad de París, académico de la Usach- sufre un duro revés y provocó una de las jornadas más traumáticas vividas por el PS desde su unificación en 1990 y donde uno de los antagonistas de la jornada fue el ex senador Camilo Escalona.
Tras una seguidilla de desesperadas negociaciones de pasillo, desafíos a la lealtades personales y pasiones políticas, se dio paso a lo que muchos en el PS calificaron como un "golpe blanco". Críticos a la gestión de Martner -por posturas que muchas veces incomodaron al gobierno de Ricardo Lagos y por la forma en que manejó la candidatura de Michelle Bachelet- defendieron la idea de intervenir su mesa. Y ante el fracaso de las gestiones por integrar a la Megatendencia (actual Renovación) y la Nueva Izquierda, Martner fue derrocado por Ricardo Nuñez y Escalona.
Esa jornada, el economista terminó -como él mismo rememoró tiempo después- junto a sus colaboradores más cercanos en una fuente de soda, de madrugada, "tomando cerveza como la gente que se quiere".
Esa mítica jornada volvió a la memoria de la militancia socialista luego que esta semana Martner inscribiera una lista para postular delegados al comité central en abril del próximo año. Con esto, Martner y Escalona otra vez volverán a verse las caras y enfrentarse, junto a la senadora Isabel Allende, por la testera del Partido Socialista.
"Desgraciadamente Escalona no cumple su palabra, pero esas son cosas del pasado", recuerda el propio Martner sobre su contendor, de quien incluso recibió el apoyo a inicios de su mandato.
Y agrega sobre la actualidad: "La dirección del PS no ha estado a la altura de las reformas, de empujar posiciones importantes como el impuesto a la minería en la reforma tributaria, junto a una pasividad frente a las reformas laborales". Y pese a su postulación a la mesa del partido, Martner asegura que fue partidario de postergar los comicios para fines del próximo año. "En el último comité central dije que tenía más lógica esperar hasta fines del 2015 y centrarse en apoyar la reforma educacional, laboral y de salud. Pero con esta postura quedé solo y aislado", cuenta.
Con todo, Martner recoge lo que ha dicho el actual presidente del partido, Osvaldo Andrade, de que la Nueva Mayoría debe ampliarse desde el PRI hasta el PRO. "Parece prudente buscar el mayor respaldo posible para estas reformas, con una sólida base de apoyo para la Presidenta Bachelet", argumenta.
Una postura coincidente a lo expresado en 2009. Siendo embajador de Chile en España, Martner fue, de hecho, de los socialistas que mostraron simpatías públicas a la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami en desmedro de la carta democratacristiana Eduardo Frei. "ME-O también podría ser un gran continuador de la Presidenta Bachelet", dijo Martner en noviembre de 2009, generando incomodidad dentro de la entonces Concertación.